El MNAC pide al Ministerio de Cultura un informe sobre el riesgo de trasladar los murales de Sijena
El museo reclama un proyecto de conservación al Instituto del Patrimonio Cultural que tenga en cuenta la ubicación en el monasterio de los Monegros


El Ministerio de Cultura se tendrá que implicar directamente en la polémica sobre el traslado de los murales románicos de Sijena dictaminados por la Justicia. El pasado viernes el presidente del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), Joan Oliveras, envió una carta al ministro Ernest Urtasun reclamándole un informe sobre la idoneidad de mover las pinturas que ahora se exhiben en el museo pero que se pintaron en el siglo XII sobre las paredes de la sala capitular del monasterio de Santa María de Sijena. Suponía la primera vez que el patronato del museo formulaba esa petición pese a la ofensiva documental que lleva realizando para impedir el traslado de las obras, argumentando la gran debilidad estructural en la que se encuentran los murales. El informe lo tendrá que realizar el Instituto de Patrimonio Cultural (IPCE), máxima autoridad española en conservación y que ya tiene antecedentes de informes técnicos que mostraban su oposición al traslado de obras. La misma petición realizada a Urtasun se ha trasladado este lunes al Juzgado número 2 de Primera Instancia de Huesca que tiene sobre su mesa la sentencia.
Lo que reclama exactamente el MNAC es un proyecto de conservación que tenga en cuenta el cambio de ubicación de las imágenes que vestían las paredes y los arcos de la sala capitular del monasterio de Sijena. Entienden los técnicos que es difícil conseguir una adecuación, porque una vez arrancados los murales estos fueron ubicados en bastidores de madera que ahora no cabrían en los arcos del monasterio de Sijena. Asimismo, con esa petición se obliga también a conocer las condiciones del cenobio oscense y si cumple las condiciones ambientales necesarias para prolongar el estado de una obra que ofrece síntomas de gran fragilidad. En la carta de Oliveras se destaca que la operación de traslado no atiende a comparaciones y que su ejecución es difícil. Dada la dificultad técnica y que la tutela y la protección de una obra catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) recae en el Estado, demandan un informe pericial del IPCE, según la documentación aportada al juzgado.
El Ministerio de Cultura forma parte del patronato del museo catalán junto a la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y otros representantes sociales. Su protagonismo en el litigio, sin embargo, ha sido hasta ahora escaso. Un ejemplo es que entre la documentación aportada a la jueza encargada de ejecutar la sentencia de la devolución de los murales hay un informe sellado por la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona que aconseja precauciones extraordinarias antes de tomar una decisión final, no así de ningún técnico ministerial.
En paralelo a la carta al ministro, el MNAC también ha pedido este lunes a la jueza de Huesca que tiene que dictar la ejecución de la sentencia que pida a Cultura ese informe. La participación del IPCE ha sido solicitada también por el Gobierno de Aragón y por el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena en declaraciones de sus representantes, recuerda el museo en el documento remitido a la jueza. En la petición judicial, el museo catalán reclama “un dictamen pericial sobre la manera en que deben desarrollarse las muy complejas y variadas operaciones técnicas necesarias para la ejecución de la sentencia”: un proyecto de conservación sobre el cambio de ubicación para asegurar su preservación.
El cambio de planes del MNAC, que argumenta que su nueva petición entra dentro de su estrategia judicial, llega después de que el museo consiguiera un documento firmado por el Centro Internacional de Estudios de Conservación y Restauración de los Bienes Culturales (Iccrom), máxima autoridad en preservación de patrimonio cultural y cuya institución está integrada por España, reclamara un informe de riesgos antes de decidir el traslado.
En una entrevista en SER Catalunya, Ernesto Ottone, el subdirector general de la Unesco, reconoció que “la integridad física [de los murales] podría ser afectada” en caso de movimientos y recordaba que otros murales que han protagonizado traslados también han sufrido daños por traslados.
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