Muere Roger Norrington a los 91 años, influyente intérprete de Beethoven con instrumentos de época
El director de orquesta británico grabó entre 1987 y 1989 una destacada integral de las sinfonías al frente del conjunto historicista The London Classical Players, instaurando una nueva cultura sonora que luego fue adoptada por numerosas orquestas modernas


En su debut al frente de la Orquesta de Filadelfia en 2002, Roger Norrington se dio la vuelta hacia el público del Verizon Hall al finalizar el primer movimiento de la Segunda sinfonía de Beethoven. Algunos espectadores habían cometido el sacrilegio de aplaudir tímidamente y el resto del auditorio les recriminó su comportamiento, ya que la obra no había concluido. Sin embargo, el director británico intervino: “Si les ha gustado, está bien. En el siglo XVIII se aplaudía entre los movimientos de una sinfonía e incluso mientras sonaba la música”. La obra prosiguió con aplausos de todo el público después de cada movimiento. Esta anécdota muestra la obsesión de Norrington por la autenticidad histórica, que le convirtió en un pionero de la interpretación orquestal con instrumentos de época. El maestro británico, que vivía retirado desde noviembre de 2021 en una casa cercana al parque nacional de Dartmoor, falleció el pasado 18 de julio a los 91 años, según informó The Telegraph.

Norrington nació en Oxford en 1934, en el seno de una familia universitaria. Su padre fue vicerrector y todavía es recordado por crear la Tabla Norrington, un ránking para medir el prestigio de sus colleges. Sin embargo, su inclinación por la música le venía de su madre, que era pianista y le animó a formarse como cantante y violinista. Se graduó en Literatura Inglesa en la década de 1950 en la Universidad de Cambridge, al tiempo que desarrollaba su vocación como director en la vibrante vida musical de esa universidad.
Posteriormente, realizó un posgrado en el Royal College of Music con Adrian Boult, aunque nunca perdió su rigor analítico y filológico ni su pasión por sumergirse en el contexto histórico, lo que le acercó al naciente movimiento de la interpretación históricamente informada.
En 1962, fundó el Heinrich Schütz Choir, dedicado a redescubrir la música de este compositor barroco alemán del siglo XVII. Con esta formación realizó sus primeras grabaciones para Argo/Decca, entre las que se encuentra su pionero registro de 1971 de la Pasión según san Mateo, de Schütz, con el tenor Peter Pears como evangelista. Norrington continuó avanzando hacia la música orquestal de Bach y Handel con instrumentos de época y colaboró con el conjunto The London Baroque Players. Sin embargo, su interés por la interpretación históricamente informada de los siglos XVIII y XIX le llevó a fundar, en 1978, la agrupación The London Classical Players. Se trataba de una orquesta historicista con una plantilla modular para interpretar obras de Haydn, Mozart y compositores posteriores. Estaba integrada por los mejores instrumentistas británicos del momento, encabezados por el violinista John Holloway como concertino.
Con The London Classical Players, Norrington realizó para EMI (hoy Erato/Warner Classics) sus grabaciones más importantes. Entre 1987 y 1989, registró en Abbey Road su influyente ciclo de las sinfonías de Beethoven con instrumentos de época. Este Beethoven frenético, drástico, de inusual agresividad y con una orquesta de admirable levedad y transparencia, creó una nueva cultura sonora e inventó una tradición interpretativa a la que después se sumaron, entre otros, Nikolaus Harnoncourt y John Eliot Gardiner. Consciente de que el uso de instrumentos de época no lo era todo, Norrington se acercó a la musicología y ahondó en fuentes históricas que le permitieran documentar sus ideas. Determinó el número de instrumentistas y su colocación para conseguir una base sonora, estudió en profundidad las indicaciones originales de articulación y fraseo, y también insistió en evitar el vibrato, que consideraba una “droga moderna”, convirtiéndose también en el más fiel seguidor de las rapidísimas y problemáticas indicaciones metronómicas de Beethoven.
Este enfoque ha sido criticado por el influyente musicólogo Richard Taruskin, que lo denominó “literalismo inspirado” en su libro Text and Act (1995). Se trata de un enfoque positivista que prioriza las reglas y convierte la interpretación en un “texto” más que en un “acto”, es decir, en un compromiso creativo e interpretativo con la partitura. Curiosamente, este movimiento que pretendía recuperar el pasado inspiró algo indiscutiblemente moderno y actual. Norrington continuó sus exploraciones historicistas con The London Classical Players en obras de Schubert, Berlioz, Brahms, Wagner y Bruckner, aunque con menos fortuna. Su interpretación de la Sinfonía fantástica de Berlioz en 1989 redescubrió un sonido “maravillosamente espantoso” en el final de la obra; el preludio de Tristán e Isolda, que grabó en 1994 sin vibrato y en un compás cercano al vals, fue la pesadilla de los wagnerianos tradicionales; y su grabación de la Tercera sinfonía de Bruckner, en 1996, desterró su monumentalidad religiosa en favor del ímpetu juvenil y el aire rústico.
Conviene aclarar que Norrington no fue un especialista radical. De hecho, comenzó su carrera en 1973 dirigiendo Las bodas de Fígaro de Mozart en la Sadler’s Wells Opera, y debutó en el Covent Garden de Londres en 1986 dirigiendo Samson de Handel. En las décadas de los ochenta y noventa fue director titular de conjuntos modernos como la Bournemouth Sinfonietta, la Orchestra of St. Luke’s de Nueva York y la Camerata Salzburg. Sin embargo, tras la disolución de The London Classical Players en 1997, centró su trabajo en la Radio-Sinfonieorchester Stuttgart de la SWR, una orquesta con instrumentos modernos, de la que fue director titular hasta 2011.
Con esta orquesta radiofónica alemana (hoy absorbida dentro de la Orquesta Sinfónica de la SWR), volvió a grabar todo su repertorio sinfónico para Hänssler Classic y adaptó su idea interpretativa historicista sin vibrato a la orquesta convencional, creando lo que se ha bautizado como el “Sonido Stuttgart”. Esas nuevas grabaciones de Beethoven, Brahms y Bruckner, realizadas en directo entre 2002 y 2010, suenan más maduras, musicales y expresivas, aunque también menos novedosas e iconoclastas que las primeras. Su último puesto como director titular fue con la Orquesta de Cámara de Zúrich, desde 2011 hasta 2016. Además, fue un asiduo visitante de las principales orquestas de todo el mundo, entre ellas la Filarmónica de Berlín y la Filarmónica de Viena.
Durante una breve entrevista con la Radio de Baviera con motivo de su retirada en noviembre de 2021, Norrington reconoció que había tomado la decisión durante el confinamiento por la pandemia, que había mermado notablemente su salud. Añadió entonces que su mejor recuerdo musical había sido su actuación en la Última Noche de los Proms de 2008, con una audiencia de tres millones de personas en la BBC. El locutor alemán terminó la charla preguntándole si se dedicaría a escribir sus memorias. Pero Norrington concluyó: “No, no soy tan interesante”.
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