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Cien años de la cámara compacta Leica: el clic que revolucionó la fotografía

La empresa alemana celebra en su área temática en Wetzlar (Alemania) el centenario del pequeño aparato que transformó la forma de tomar imágenes para profesionales y aficionados

Una Leica I, de 1925, la primera cámara compacta y de 35 milímetros, en una fotografía cedida por Leica.
Manuel Morales

Si se piensa en algunas de las fotografías históricas del siglo XX, como la muerte del miliciano en la Guerra Civil, de Robert Capa; el hombre que salta un charco, de Cartier-Bresson; el apasionado beso de un marinero con una joven en Times Square para celebrar el fin de la II Guerra Mundial, la niña que huye con su piel abrasada por el napalm en Vietnam, el retrato del Che Guevara de Alberto Korda, y otras muchas, todas tienen en común que fueron tomadas con una cámara Leica. Un pequeño aparato, compacto, revolucionario: la Leica I, con su película de 35 milímetros (24 por 36 para las imágenes que obtenía), fue presentada por el empresario alemán Ernst Leitz II el 1 de marzo de 1925 en la Feria de Primavera de Leipzig, dedicada a innovaciones tecnológicas. El éxito fue inmediato entre fotógrafos y aficionados, no solo por el tamaño, sino también por su calidad óptica. Desde entonces, las cámaras Leica han contado lo más importante de lo sucedido sobre la Tierra.

El empresario Ernst Leitz II, en 1925, año en que presentó la cámara Leica en Leipzig. Imagen cedida por la organización.

Del 25 al 27 de junio pasados, a las afueras de la ciudad alemana de Wetzlar, con poco más de 50.000 habitantes, la compañía Leica —que invitó a este periodista— celebró los cien años de esta cámara en el Leitz Park, el complejo de edificios que hace de parque temático para los amantes de la marca. El Leitz Park empezó a levantarse hace casi veinte años y se finalizó en 2018. El año pasado lo visitaron unas 60.000 personas.

Durante esos días corretearon por allí fotógrafos, turistas, personal de Leica, empresarios, periodistas... unos 800 invitados, con gran presencia de asiáticos, sobre todo japoneses. El país del sol naciente es un mercado fundamental para Leica. Solo allí se vende su teléfono inteligente, a la espera de que pueda saltar a Europa. Casi todos los visitantes llevaban su cámara, algunos colgada del hombro como si fuera un bolso de Hermès, con un punto fetichista. De hecho, esta firma de lujo ha asesorado a Leica.

El fotógrafo estadounidense Joel Meyerowitz junto a una fotografía suya en su exposición en el Leitz Park, en Wetzlar, en una imagen cedida por la organización.

El apretado programa del centenario incluyó la exposición de un maestro del color, Joel Meyerowitz. El neoyorquino, de 87 años, se mostró muy afable: firmó libros, se hizo fotos con sus admiradores... También se presentó una pequeña muestra de imágenes de un fan de Leica, el músico inglés Jamie Cullum, quien dio un concierto en la cena de gala, el jueves 26, en la que, por cierto, el vino tinto era un Rioja.

Esa noche, antes de los postres, se proyectó la versión casi definitiva del documental Leica. Un siglo de visión, del director Reiner Holzemer, en el que destacados fotógrafos cuentan cómo trabajan con sus leicas. Además de Meyerowitz, han participado Steve McCurry o el recientemente fallecido Sebastião Salgado, y hay sorpresas, como descubrir la pasión por Leica del exguitarrista de The Police, Andy Summers. Está pendiente su estreno en salas de cine y plataformas.

Primer anuncio de una cámara Leica, publicado en una revista de fotografía, en 1925. Imagen cedida por la organización.

El edificio de la sede central de Leica en el Leitz Park tiene forma de rollo de película fotográfica, visto desde el cielo. Alberga exposiciones, hay una selección de fotos icónicas hechas con Leica y vitrinas que contienen diferentes modelos de la historia de la marca. El viernes 27 se celebró una de las dos subastas que hacen al año. La estrella fue un prototipo de la Leica I, de 1923, que un comprador anónimo adquirió por teléfono por ¡7,2 millones de euros!

A unos metros, la Leica Store comercializa cámaras último modelo y otras de hace más de medio siglo, para los que les guste el toque retro y puedan pagar, por ejemplo, 35.000 euros por un aparato de 1958; hay accesorios fotográficos, proyectores para cine en casa, relojes —“este está fabricado enteramente en Alemania”, dice el vendedor de uno que cuesta 15.000 euros— binoculares y miras telescópicas.

Subasta de un prototipo de la primera cámara Leica, vendido por 7,2 millones de euros en la sede de la empresa, en Wetzlar, el viernes 27 de junio. Imagen cedida por la organización.

Karin Rehn-Kaufmann es la responsable de las 28 galerías Leica que hay en el mundo —la de España está en Madrid— y del museo interactivo Ernst Leitz de Wetzlar. En conversación con EL PAÍS, señala que el objetivo en este último espacio es que toda persona “mayor de 10 años encuentre algo interesante”. Para ello, hay numerosas pantallas interactivas, que cuentan la historia de la empresa, cómo son los procesos fotográficos, los efectos de los colores y hasta “un cuarto oscuro digital, en el que puedes llevarte fotos que has hecho con el móvil”, explica. En las galerías Leica hay charlas, presentaciones... En los próximos meses se abrirán dos más.

Los miembros de “la comunidad Leica”, como le gusta decir a Rehn-Kaufmann, tienen varias razones para su pasión por estas cámaras. Aparte de la calidad de las lentes está el elegante diseño. Hay que recordar que en 2010, cuando Steve Jobs presentó al mundo el iPhone 4, dijo: “Es todo de cristal y metal, como una preciosa cámara Leica antigua”. Rehn-Kaufmann asegura que las cámaras que fabrican hoy “aún recogen elementos del diseño de las antiguas”.

Karin Rehn-Kaufmann, durante la presentación de los actos por el centenario de la cámara Leica en la sede de la empresa en Wetzlar, el 26 de junio. Imagen cedida por la organización.

Y para los fotógrafos profesionales, ¿por qué Leica es especial? Además de los mencionados, las usaron Kertész, Robert Capa, Cartier-Bresson, Robert Frank, Bruce Davidson, Elliott Erwitt... El fotógrafo y coleccionista de cámaras José Luis Mur, propietario de Fotocasión, tienda de referencia en España, dice por teléfono que tras su lanzamiento, la Leica “fue imitada por todos sus competidores, y ha habido hasta 300 copias”. Además, su formato para la imagen fotográfica se generalizó hasta el punto de ser conocido como “de paso universal”.

Mur añade que actualmente la calidad de Leica se da en otras cámaras, así que “hoy es más un objeto de culto, elitista”. “Los profesionales quizás usan otras cámaras y la Leica es para disfrutar con la cámara. Sin embargo, antes, cuando uno tenía una Leica en sus manos, pensaba que iba a sacar mejores fotos”.

En el complejo de Leica hay también desde hace tres años un archivo, abierto a visitas guiadas. En sus vitrinas, objetos que recuerdan la historia de la empresa, como la primera fotografía que se hizo con una cámara compacta en Wetzlar, en 1914. La tomó en un cruce de calles su inventor, el ingeniero Oskar Barnack, que trabajaba en Leica.

Primera fotografía conocida tomada con una cámara Leica, por su inventor, Oskar Barnack, en Wetzlar, en 1914. Imagen cedida por la organización.

También está el primer anuncio de la marca, publicado en una revista de fotografía; o un manual de instrucciones de la cámara de los años veinte del siglo pasado, con la imagen de una mujer en la portada, señal de que se pensaba en un producto para todos los públicos. Solo había que mirar por el visor y hacer clic con el disparador.

Por eso su repercusión fue tan enorme cuando se presentó en 1925. Para los fotógrafos suponía pasar de llevar un mamotreto a un objeto que podían guardar en el bolsillo y con el que pasar inadvertidos en situaciones complicadas. En solo un año vendieron unas 1.000. En 1929 se fabricaron 16.000.

La fábrica Ernst Leitz, en Wetzlar, donde se fabricaba la Leica, junto al río Lahn, en 1922. Imagen cedida por la organización.

La cámara Leica —nombre comercial proveniente de Leitz y Kamera— se gestó en Wetzlar porque allí, en 1849, se había levantado una fábrica de óptica debido a que las aguas del río Lahn eran especialmente adecuadas para el proceso de pulido. Veinte años después, la compañía fue rebautizada con el nombre de su propietario, Ernst Leitz. En esa época fabricaban microscopios y, a partir de 1907, también binoculares.

Después llegó el técnico que iba a dar un acelerón en la historia, Oskar Barnack, también un aficionado a la fotografía, al que su asma le hacía muy fatigoso tener que cargar con los enormes aparatos de madera con placas de vidrio que había entonces. Barnack se afanó en construir una cámara pequeña y compacta, y que pudiera utilizar la película del cine, ya inventada, pero cambiando la dirección de esta, de vertical a horizontal.

El inventor de la cámara Leica compacta, Oskar Barnack, en su escritorio en 1934. Fotografía cedida por Leica.

Barnack probó con éxito su invento durante unas inundaciones en Wetzlar, pero la I Guerra Mundial, con la derrota alemana y años posteriores muy duros, motivó que el proyecto comercial se retrasara. En un momento de dificultades de la empresa, Ernst Leitz II, entonces propietario e hijo del fundador, proclamó: “Yo decido aquí y ahora que corramos el riesgo”. Y lo hizo, presentando meses después su nuevo producto en Leipzig.

Más adelante, en los primeros años de Hitler en el poder, Leitz salvó a unos 200 judíos del Holocausto, a los que dio dinero y un pasaje para embarcar a otro país. También les regaló a cada uno una cámara. Pero los nazis necesitaban empresas como Leica y sus productos. Leitz ingresó en el Partido Nazi en 1942 y contribuyó a los proyectos armamentísticos del Tercer Reich. Sin embargo, su labor humanitaria fue premiada en Estados Unidos en 2007.

Fotografía de las inundaciones en Wetzlar en 1920, tomada por Oskar Barnack, inventor de la cámara Leica compacta. Imagen cedida por la organización.

De vuelta al Leitz Park, Rehn-Kaufmann reconoce que la empresa pasó momentos muy difíciles cuando la fotografía digital se generalizó en los noventa. “La compañía no creyó en su importancia”. Además, cuando los actuales dueños se hicieron con la firma, en 2004, “no eran conscientes” de su verdadera situación económica. “Luego llegó la crisis financiera de 2008, que lo hizo todo más difícil, pero ¡aquí estamos!”.

Durante el evento en Wetzlar se habló, lógicamente, de lo que va a significar la inteligencia artificial (IA) para la fotografía. El CEO de Leica, Mat­thias Harsch, dijo en rueda de prensa que para ellos “la autenticidad de una imagen es lo más importante”. Por eso, en uno de sus últimos modelos se ha incorporado en la información de cada fotografía un certificado (llamado Content Authenticity Initiative, CAI) que garantiza que la ha tomado una persona y no la IA. Rehn-Kaufmann añade: “No creo que la gente vaya a hacer sus fotos de familia o de una boda con inteligencia artificial. La IA necesita fotografías para entrenarse, y nosotros las tenemos”.

Vista de una sala de producción en la fábrica de Leica, en los años cincuenta, en una imagen cedida por la organización.

¿Y las cámaras? ¿Tienen futuro más allá de los profesionales? “Por supuesto”, responde Rehn-Kaufmann. “La entrada a la fotografía es hacer fotos con el móvil, pero cuando a alguien le gusta de verdad la fotografía se da cuenta de que los teléfonos inteligentes tienen límites”. Que en el futuro seguirá habiendo fotos, hechas con el aparato que sea, parece obvio. También, que se mantendrá la emoción de ver qué hemos obtenido tras hacer clic. Una sensación que resumió un fotógrafo en el documental del centenario: “No esperes nada, prepárate para todo”.

El libro del centenario

Un modelo de la cámara Leica M11-P,  fabrica en 2023. Imagen cedida por Leica.

Entre los actos de celebración del centenario de la cámara fotográfica Leica I en Wetzlar, a finales de junio, estuvo la presentación del libro 100 Leica Stories. Se trata de un precioso volumen de 322 páginas en el que se cuenta lo que hay tras algunas fotos históricas tomadas con una Leica. El libro, con más de 170 fotografías, recoge anécdotas relacionadas con esta cámara contadas por aficionados y se cuenta la trayectoria de la empresa, los diferentes modelos y los hitos técnicos.

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Sobre la firma

Manuel Morales
Periodista de la sección de Cultura, está especializado en información sobre fotografía, historia y lengua española. Antes trabajó en la cadena SER, Efe y el gabinete de prensa del CSIC. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster de Periodismo de EL PAÍS, en el que fue profesor entre 2007 y 2014.
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