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El Tapiz medieval de Bayeux: un préstamo de alto riesgo para cerrar las heridas del Brexit

Esta tela de 70 metros, bordada en el siglo XI, considerada el primer tebeo de la historia, saldrá por primera vez en mil años de Francia para exponerse en el British Museum

Una sección del Tapiz de Bayeux, joya del arte medieval del siglo XI, conservada en la ciudad normanda.
Daniel Verdú

La idea no es exactamente nueva. Emmanuel Macron lo había anunciado en 2018, pero el proyecto quedó estancado con la implantación del Brexit. El momento dulce que atraviesan ahora las relaciones entre Francia y Reino Unido, sin embargo, han empujado al presidente de la República a echar mano de la pirotecnia más espectacular que ha encontrado en el cajón de la diplomacia cultural para celebrarlo: el Tapiz de Bayeux. Macron anunció este martes que Francia prestará al Reino Unido la “vieja dama” de lino, de casi 70 metros de largo y realizada en el siglo XI, para que sea expuesta durante cerca de un año, desde septiembre de 2026 hasta junio de 2027, en el British Museum de Londres.

El Tapiz de Bayeux, una impresionante obra medieval, narra la conquista de Inglaterra por el duque de Normandía, Guillermo El Bastardo, en 1066. El bordado, también considerado el primer cómic de la historia, fue elaborado entre 1066 y 1082 por orden del obispo Odón de Bayeux para ser expuesto el día de la consagración de la catedral de la ciudad en 1077. Además de ser una obra de arte de incalculable valor, es una de las pocas fuentes históricas que relatan todo el proceso de conquista de la isla, desde la muerte del rey Edmundo El Confesor hasta la entronización de Guillermo El Bastardo, posteriormente renombrado El Conquistador.

Los casi 70 metros que se conservan —el último tramo se perdió— pesan 350 kilos y se dividen en 73 escenas o tramos a modo de capítulos que, acompañados con texto, narran los motivos políticos que llevaron a la invasión, la preparación del ejército normando, el viaje por el canal de la Mancha y la batalla de Hastings, en la que los invasores derrotaron al del rey Haroldo II, que murió en la batalla.

La victoria normanda en tierras inglesas es considerada por muchos historiadores como una de las pocas en las que un ejército extranjero ha conseguido conquistar suelo británico. Siglos después, Napoleón o Hitler intentaron hacerse con el famoso tapiz, probablemente en busca la inspiración necesaria para invadir Inglaterra. Pero en ambos casos, el tapiz medieval, sin parangón en Europa, resistió.

El tapiz de Bayeux, desplegado en el museo de la ciudad del norte de Francia donde se conserva.

Francia ve ahora en este préstamo el certificado perfecto para el reacercamiento entre ambos países, también de la Unión Europea, con el Reino Unido. Un potente cicatrizante de la monumental herida que provocó el Brexit en enero de 2020 y que los conflictos geopolíticos actuales han ayudado también a sanar. El plan entusiasma en Londres, pero también a sus promotores en Francia, como Hervé Morin, presidente de la Región de Normandía, o al propio alcalde de Bayeux (Calvados), Patrick Gomont. Hace varias décadas que Inglaterra reclamaba el préstamo de una obra que, seguramente, fue fabricada allí y luego trasladada al norte de Francia. Pero los expertos en conservación alertan del peligro que conlleva.

En 2021, ocho restauradoras contratadas por la dirección regional de asuntos culturales de Normandía para examinarlo entregaron un diagnóstico alarmante: expuesto en posición vertical durante 40 años, el tapiz está deteriorado por todas partes. La tela bordada presenta 24.000 manchas, 16.445 pliegues, cerca de 10.000 faltantes (huecos en la pieza de tela) y una treintena de desgarrones. Cada manipulación la debilita aún más, señalaron. Los conservadores alertan de que es peligroso que el tapiz viaje sin una restauración previa.

Jack Lang, ministro de Cultura de Francia en la etapa de François Mitterrand como presidente (primero entre 1981 y 1986 y luego, de nuevo, entre 1988 y 1993) con un enorme peso político, explica a EL PAÍS su visión “extremadamente positiva” del préstamo. Lang ya vivió en su etapa los primeros intentos de traslado de la obra. “Es una obra enorme y larguísima. Hoy puede que no esté en un estado excelente. Pero es normal que el Estado francés lo preste. Apruebo completamente la decisión. El museo de Bayeux va a pasar por unas obras de rehabilitación, y el tapiz hubiera tenido igualmente que moverse para protegerlo. Mejor exponerlo a la mirada humana que encerrarlo en una bodega. Es maravilloso, una decisión inteligente”, apunta.

Tapiz de Bayeux.

Lang, además, va más allá y cree que el préstamo es un deber histórico y una suerte de deuda moral con Reino Unido. “Piense una cosa, el tapiz se lo debemos también a los ingleses. Pero los conservadores tienen la memoria corta, porque nos salvaron la vida, pero quizá también la del Tapiz de Bayeux. Si nos hubieran invadido y ocupado permanentemente los nazis, quizá no estaríamos hoy hablando de esta obra. La historia de Francia e Inglaterra es muy rica y ha sufrido muchos altibajos, guerras y reconciliaciones. La lengua inglesa contiene muchas palabras de origen francés, se nutrió de ella por razones históricas. Y eso es parte de este asunto. Estoy muy feliz de que se renueven los lazos con el Reino Unido y que se haga de esta manera”.

El exministro de Cultura, igual que los defensores de este acuerdo, está seguro de que se tomarán las medidas necesarias para transportar la obra de forma segura. El escritor Frédéric Martel, director y presentador del influyente programa de radio Soft Power (France Culture), va más allá. “Hay que usar un argumento contundente contra quienes critican este préstamo: sí, trasladar un tapiz tan frágil implica riesgos, pero en 1944, los soldados británicos que desembarcaron en las playas de Normandía asumieron riesgos mucho mayores. Este tapiz podría haber sido destruido por los nazis si esos hombres no hubieran dado su vida por Francia. Criticar este préstamo es, sencillamente, escandaloso”.

El préstamo de obras siempre tiene dos vertientes delicadas: la simbología que puede tener entre ambos países y los aspectos técnicos del traslado. La última vez, por ejemplo, que la Gioconda de Leonardo da Vinci fue prestada ocurrió en 1974, cuando viajó a Japón e hizo escala en Moscú en su camino de regreso. Desde entonces, no ha vuelto a salir del Louvre, ni siquiera para los controles anuales sobre su “estado de salud”, que se realizan en la misma galería donde se encuentra expuesta, en lugar de en los laboratorios especializados. Italia, que sigue considerando que la obra debería estar en sus fronteras, exploró la posibilidad de un préstamo en 2011, pero el Louvre se negó. Ahora, ha vuelto a la carga sin demasiadas esperanzas.

El Tapiz de Bayeux tiene también un enorme valor simbólico en las relaciones entre ambos países. La confección del tapiz, además de narrar los acontecimientos, suponía un arma de propaganda del bando normando que buscaba, entre otras cosas, legitimar el derecho al trono de Guillermo El Conquistador. Tras la muerte sin herederos del rey Edmundo El Confesor, la asamblea de notables que ayudaba al rey nombró al conde Haroldo nuevo monarca de Inglaterra. Este nombramiento chocaba en conflicto con la promesa que hizo el rey Edmundo, que en 1051 juró entregar el trono al duque de Normandía. La disputa acabó en guerra entre Haroldo y Guillermo. Ahora, en cambio, parece que contribuirá a la concordia entre ambos países.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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