El actor Eduard Fernández, premio Nacional de Cinematografía 2025: “Sigo siendo vulnerable a las críticas negativas”

El actor catalán Eduard Fernández (Barcelona, 60 años) ha sido galardonado este mediodía con el Premio Nacional de Cinematografía, correspondiente a 2025. Este premio, concedido anualmente por el Ministerio de Cultura, está dotado con 30.000 euros. Por teléfono, Fernández confiesa a EL PAÍS: “Venía a los ensayos de una serie y de repente me ha llamado el ministro. No he sido muy consciente en realidad de su importancia, hasta que he vuelto a encender el móvil y han empezado a caerme todos los mensajes de felicitación. Ha sido un subidón raro“. Y ha pensado en su madre, ”en la ilusión que le haría, y que, por otro lado, lo pondría en un lugar parecido al mío: lo acepto con mucha ilusión y ya está; o como diría ella muy bien, y a ver qué hacemos para comer".

Puede que desde hace ya unos años Fernández mereciera este premio, pero su doblete la pasada temporada solo está al alcance de los elegidos: encarnó a Manolo Vital en El 47, de Marcel Barrena, y a Enric Marco en Marco, de Aitor Arregi y Jon Garaño. Por esta última, y su sutil encarnación de uno de los grandes mentirosos de la historia de España, ha obtenido todo tipo de galardones, incluidos el Platino a mejor actor latinoamericano, y el Goya a mejor protagonista, el cuarto trofeo de la Academia de Cine tras Fausto 5.0 en 2001, En la ciudad en 2003 y Mientras dure la guerra en 2019. Otro de los mayores honores de su carrera lo recibió en 2016, cuando obtuvo la Concha de Plata del festival de San Sebastián por su caracterización de Francisco Paesa en El hombre de las mil caras.

El jurado ha elegido, por unanimidad, al intérprete “por ser uno de los actores más destacados de nuestra cinematografía y además por haber tenido un 2024 con dos interpretaciones sobresalientes en dos películas completamente diferentes: el hombre noble que lucha por el bien común en El 47 y el papel por el que ganó el Goya al mejor protagonista por Marco, donde se transforma en una figura compleja y contradictoria como Enric Marco". Ante esto, Fernández sí entiende que 2024 fue su año: “Ya me lo advirtió alguien. Y fue cierto, además de que soy dragón y me tocaba en el calendario chino. Si a alguien le gusta buscar explicaciones más allá, ahí lo dejo”.

Además, el actor ha debutado como director con su cortometraje El otro, una pieza muy especial, en la que Fernández habla, entre otras cosas, de sus pasadas adicciones, y a las que dedicó una entrevista con Jordi Évole: “Podía no haberlo contado, ¿verdad? Pero yo mismo lo he permitido. Ha sido muy bonita la recepción de la gente en general, que me han contado que qué bien lo que había dicho y cómo. Así que sí, que me siento querido". Y ahondando en esas pasadas adicciones, subraya: “Es una enfermedad muy estigmatizada y poco a poco hay que ir hablando de ello, igual que pasó con la depresión. Puede tratarse y debe normalizarse. Aunque el corto no va solo de eso. Ahora estoy escribiendo otro guion con alguien... Y es muy difícil. Me he dado cuenta con el tiempo de lo importante en el cine que es el guion. Siempre estaba yo con el actor, el actor [ríe]. Ahora sé que más que el director, más que los intérpretes, importa el guion”.

La reflexión nace de un hombre versátil, dotado de técnica y talento descomunal, y con el que todos los directores quieren repetir: “Me gusta cuando la vida o un director te lanza a hacer algo que nunca habrías imaginado; y si me dices hace unos años que me llamarían para Manolo Vital o para Enric Marco, no me lo creería”. ¿Y, ahora, que le pide al futuro? “Me gustaría hacer una película de amor, bonita, que ya me toca, o rodar con Rodrigo Sorogoyen o con Alauda Ruiz de Azúa o con una chica de la que ni siquiera conozco su nombre y que un día escribirá su primer guion y me llamará... O con Rodrigo Cortés, con el que tengo un guion sobre Lope de Aguirre que esperamos algún día encuentre productores...“.

La carrera de Fernández comenzó en el teatro: estudió mimo en el Instituto del Teatro, para, posteriormente, trabajar en Els Joglars y en el Teatre Lliure. Cuando saltó al cine ya era, por tanto, un intérprete conocido, y lo hizo en 1999, con los gemelos que encarnaba en Zapping, y con el thriller Los lobos de Washington, de Mariano Barroso. Desde entonces no ha descansado. Además de las mencionadas, aparece en El portero, La voz de su amo, Son de mar, Smoking Room, El misterio Galíndez, Hormigas en la boca, Obaba, Alatriste, Tres días con la familia, Biutiful, Pa Negre, La piel que habito, Gente en sitios, Todas las mujeres, La mosquitera, Una pistola en cada mano, Marsella, El Niño, Perfectos desconocidos, Mediterráneo o La hija de un ladrón, con su hija Greta. En televisión apareció en Todas las mujeres (fue serie antes que película), Descalç sobre la terra vermella, Historias para no dormir, 30 monedas o Mano de hierro, y tiene pendiente de estreno una nueva versión de La casa de los espíritus y su trabajo como Santiago Carrillo en la versión para miniserie de Anatomía de un instante, adaptación de la novela de Javier Cercas.

No ha dejado de lado el teatro, ni actuar en clásicos como un excepcional Hamlet, que interpretó con la fallecida Marisa Paredes y dirigido por Lluís Pasqual; con este trabajo logró el Max a mejor actor protagonista. Tiene otro de los galardones teatrales por Todas las canciones de amor, la obra dedicada a su madre. Parece increíble que a estas alturas aún sufra los comentarios: “Soy muy vulnerable, bastante permeable, a la crítica negativa”. ¿Y a la positiva? “Con el tiempo voy dejando que lo positivo también me entre. Hoy lo comentaba con mi chica sobre cómo podría alguien volverse gilipollas porque te alaben por un premio. Y ella me ha respondido: ‘Es que ya estás mayor. Y muy bregado’. Pues seguramente”.

El reconocimiento, que el ministro de Cultura entrega habitualmente en el marco del festival de San Sebastián, lo recibió en su pasada edición la productora María Zamora, uniéndose a una lista de anteriores galardonados como Penélope Cruz, José Sacristán, Isabel Coixet, Antonio Banderas, Josefina Molina o Carla Simón.