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CONCIERTOS
Crónica
Texto informativo con interpretación

Miguel Bosé sube la temperatura en Murcia: dos horas y media de concierto en el arranque de su ‘Importante Tour’ en España

El artista regresa a los escenarios de su país después de ocho años de parón

Miguel Bosé
Virginia Vadillo

Son las nueve y media de la noche, el termómetro en la plaza de toros de Murcia marca 32 grados y el ambiente es de expectación: Miguel Bosé, el cantante que rompió moldes, que fue el ídolo musical (y sexual) de toda una generación en los 80, está a punto de subir de nuevo al escenario después de ocho años de parón musical.

Una enfermedad dejó gravemente tocada su voz en 2017 y los rumores sobre otras posibles dolencias y problemas de salud han sido constantes desde entonces. La espera ha sido larga y sus seguidores se muestran ilusionados y expectantes a partes iguales en los momentos previos al espectáculo. “Nos ha gustado toda la vida y con esto que le pasó en la voz, pensamos que esta gira puede ser ya su última etapa”, cuneta Ana Jacobo, que ha venido desde Elche con su amiga Asun Martínez para ver un concierto en el que, confían, Bosé “lo va a dar todo” porque es “un artista”, “un transgresor” y “un profesional”.

Las acompaña también Javier Vidal, que tiene sus reticencias sobre si Bosé tirará de playback. Unos metros más adelante, Isabel Truque comparte esos miedos: “Tenemos un poco de dudas sobre si podrá cantar. Él es un showman, espectáculo seguro que va a dar, es muy artista en el escenario. A ver cómo aguanta”. Bosé aguanta casi dos horas y media en las que repasa un total de 24 canciones, la primera de ellas, toda una declaración de intenciones: “Tirar pa’lante hasta que el corazón aguante / sin que me importe nada ni nadie”, dice la letra de Mírame, el tema elegido para abrir el concierto.

Las dudas entre el público parecen disiparse: aunque todas las localidades son sentadas (se han instalado 7.000 sillas en la pista, y hay otros 8.000 asientos en las gradas), los espectadores se lanzan a bailar desde el primer tema.

Miguel Bosé y su banda, durante el concierto en la Plaza de Toros de Murcia.

“Le veo muy bien, muy ilusionado, con mucha energía. Está gracioso, divertido. Se le nota cómodo”, comenta Cipri Huerga, un incondicional de Bosé, como su mujer, Maleni Estébanez, que ha ido a decenas de conciertos del artista. Está en tratamiento de diálisis, pero tiene entradas para otras cuatro citas de este Importante Tour: Madrid , Alicante, Valencia y Marbella. “Estuve ingresado en la UCI y me ponían sus conciertos. Me da vida”, dice, emocionado. El matrimonio va de concierto en concierto con un grupo de unas 30 personas de distintas partes de España. “Ni somos un club ni somos fans. Fan viene de fanático. Nosotros somos incondicionales”, puntualiza la extremeña Rosi Cordero. Conoció a Bosé en la finca que el artista tenía en Badajoz y atesora en su móvil decenas de fotos a su lado. Va a hacer la gira prácticamente completa: irá a 10 de los 12 conciertos que hay programados hasta el próximo 26 de julio. Tiene entradas en la zona VIP, por las que ha pagado 143 euros. A eso, hay que sumar viajes, hoteles, comidas. Y tiempo: “Cogemos vacaciones para estar con Bosé”, señala Cecilia Mora, que calcula que ha estado en más de 60 shows del artista. “Con lo que me he gastado en él, podría haber renovado mi cocina”, bromea.

La gira Importante Tour arrancó en México, donde el cantante reside desde hace más de una década y donde dio una veintena de conciertos, y empieza ahora su etapa española. Tras Murcia, la semana que viene seguirá en Madrid (martes), Barcelona (jueves) y Sevilla (sábado), hasta completar 10 ciudades en el mes de julio. No va acompañada del lanzamiento de nuevo disco. “Esta noche vamos a retomar el viaje de los recuerdos en el lugar donde lo dejamos hace ya muchos años”, dice un Bosé en Murcia vestido de blanco desde la cabeza a los pies, literalmente: abrigo hasta el suelo con hombreras imposibles, chaleco, camisa, pantalón y calcetines. Un look total white que acompaña también a los ocho músicos que lo arropan en el escenario, bajo la dirección del productor Mikel Irazoki, un habitual en sus últimas giras. Hasta los instrumentos, los micros y las luces son blancas.

El músico y cantante Miguel Bosé durante el concierto que ha ofrecido este sábado.

Bosé no se quita el abrigo hasta la quinta canción, Aire. En la pista, el público tira de abanicos para seguir bailando al ritmo de temas como Bambú, Hacer por hacer o Como un lobo. El concierto llega a su ecuador y Bosé pasa del blanco al rojo y aparece subido a un pedestal, envuelto en una inmensa capa con flores, para cantar Olvídame tú y la archiconocida Sevilla, que es recibida por el público con gritos de “torero”, la profesión de su padre, Luis Miguel Dominguín.

La emoción del momento, la de volver a subir al escenario y “el fresquito que hace en Murcia” hacen mella en el artista, que comienza un discurso sobre los primeros besos que corta a la mitad. “Me he adelantado cuatro canciones, se me ha ido la olla”, confiesa, y el público se rompe en un aplauso rotundo, que se intensifica aún más cuando el cantante se arranca con la emotiva Amiga.

Para el tramo final del concierto, Bosé desafía a la superstición con un traje amarillo y todavía le queda energía para seguir cantando (y bailando, con coreografías estudiadas al milímetro y repetidas por su coro) temas como Morena mía, Amante bandido o Don Diablo. “Todo lo que he dicho esta noche, lo he dicho por ti”, dice antes de dar paso a esa canción, Por ti, con la que cierra el espectáculo. “Ha venido muchísimo mejor de lo que se fue”, comentan Cipri y Maleni. Son las doce y cuarto de la noche. El termómetro sigue marcando 30 grados. Puede que sea la ola de calor. O puede que sea el efecto Bosé.

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Sobre la firma

Virginia Vadillo
Es la corresponsal de EL PAÍS en la Región de Murcia, donde escribe sobre la actualidad política, social y medioambiental desde 2017. También trabaja con la Agencia EFE en esa comunidad autónoma. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo de Agencias por la Universidad Rey Juan Carlos.
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