Saltillo y Vic dan gato por liebre
Sánchez Vara y Luis Gerpe, que firma lo mejor, dan una vuelta al ruedo ante una corrida sin trapío y poca casta

La ganadería de Saltillo, y también el Club Taurino Vicois, organizador de la Feria del Toro de Vic-Fezensac, dieron, lo que se suele decir, gato por liebre a los aficionados. Estos fueron a la plaza convencidos de que verían una corrida seria y rematada, de bella estampa e imponentes defensas, brava en el caballo y encastada en la muleta, y lo que se encontraron no fue nada de eso.
“¡Vaya novillada!”, “¡qué vergüenza!”, fueron los gritos más coreados tras la aparición en el ruedo del quinto, un animalucho con pinta de becerro. Uno viene a Vic, a la Feria del Toro, en busca del trapío, la dureza y la casta, se encuentra con esto, y la decepción ―y el cabreo― es mayúscula. Muy pacífica fue la gente. En otros tiempos, mínimo, se habría lanzado al ruedo. O quemado la plaza, quién sabe.
¿Cómo se les ocurrió traer esta corrida a una plaza ―supuestamente― tan seria y exigente? Lo tendrán que explicar los protagonistas. El caso es que, de los seis, si acaso se salvó un par. El resto, chicos y muy vareados, de terciadas expresiones y pobres pitones, daban más bien lástima. Y si luego se hubieran comido el mundo... Pero tampoco. Por allí no hubo rastro de esos temidos toros duros y listos de Saltillo que han forjado la leyenda de esta ganadería.
Al contrario, lo que hubo fue nobleza y ¡calidad! Ahí queda el lote de Sánchez Vara, cumplidor en el caballo, y que embistió de forma incansable en el último tercio con bondad y humillación. ¡Qué nobleza tenían! Los dos, primero y cuarto, sobre todo este último, que además tomó cuatro varas y luego no paró de repetir. Un toro para toreros artistas, precisamente lo que no es Sánchez Vara, que anduvo templadito, pero descaradamente despegado. Le pidieron la oreja y el presidente no la concedió, lo que provocó una sonora división de opiniones.
Tampoco convenció Gómez del Pilar, al que le correspondió el único toro con ciertas dificultades. Fue el segundo, que se quedaba corto y medía. El toledano no se confió nunca y lo único que se sucedieron fueron medios muletazos mecánicos y acelerados. Frente al bichejo quinto, más de lo mismo. No fue Del Pilar ni la sombra de aquel héroe que le arrancó una oreja al encastadísimo quinto toro de Escolar el pasado martes en Madrid.
Así pues, fue Luis Gerpe el que se erigió en artista. Lanceó con temple a sus dos oponentes de salida, anduvo despierto y torero toda la tarde, y dejó estimables muletazos ante el noble y soso último. El muy deslucido tercero, en cambio, que salía siempre distraído y con la cara alta, no le dio opción.
Saltillo/Sánchez Vara, Gómez del Pilar, Gerpe
Toros de Saltillo, mal presentados (algo mejor 4º y 6º), especialmente 1º y 5º, impresentables, cumplidores en el caballo (tomaron 19 varas), nobles y justos de casta. Mejores por su calidad, 1º y 4º; más complicado el 2º, que se quedaba corto y medía; muy deslucido el 3º; sosos 5º y 6º.
Sánchez Vara: media trasera muy tendida y estocada corta en el mismo sitio (silencio); estocada tendida (vuelta al ruedo tras petición de oreja).
Gómez del Pilar: estocada corta contraria y un descabello (palmas y sale a saludar); pinchazo y estocada corta (silencio).
Luis Gerpe: estocada delantera y caída (silencio); estocada desprendida (vuelta tras petición).
Plaza de toros de Vic-Fezensac (Francia). 7 de junio. Primera corrida de la Feria del Toro. Alrededor de dos tercios de entrada.
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