La fotografía mira al futuro desde el nuevo MuCAC Málaga

Sostiene el crítico de arte Sema D’Acosta que la fotografía vive un momento histórico. Y que se parece mucho al que protagonizó el cine hace justo un siglo. Si las primeras cámaras se centraron en lo documental y después pioneros como Georges Méliès lo ligaron al teatro, no fue hasta que llegó una generación posterior —Edwin S. Porter y D. W. Griffith— quienes impulsaron un lenguaje cinematográfico propio, alejado de los escenarios. “A la fotografía le pasó igual. Siempre quiso ser como las bellas artes, como la pintura, colgar en paredes, imitar grabados, estar en galerías. Pero ahí limita su potencial. Y es lo que ha entendido ahora: es capaz de mezclarse con todos los lenguajes”, relata el sevillano, que ha comisariado una ambiciosa exposición en la que, precisamente, demuestra su tesis. Lo hace con piezas de 58 artistas, con nombres que van de Joan Fontcuberta y Luis Gordillo a Noelia García Bandera o Cristina de Middel, donde la imagen se acerca al arte figurativo, se convierte en arma feminista o mezcla lo físico con lo digital mientras habita libros, platos, álbumes, mapas o cuerpos.

Omnímoda, la fotografía como display, arrancó el 8 de mayo y se podrá ver hasta el 5 de octubre en la sala La Coracha, perteneciente al flamante Museo y Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (MuCAC). Se trata de un nuevo doble espacio que incluye este recinto —ubicado frente a la plaza de toros de la Malagueta, donde antes estaba el Museo del Patrimonio Municipal— y el antiguo Centro de Arte Contemporáneo, clausurado hace nueve meses para ser sometido a reformas. Según el Ayuntamiento de Málaga, el MuCAC ha sido creado para reorganizar sus propias iniciativas culturales y aunarlas en la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso y otros Equipamientos Museísticos, donde ya constan el Centre Pompidou y el Museo Ruso.

Con un presupuesto que supera los cuatro millones de euros, ha echado a andar sin nadie al volante. El Consistorio dijo en septiembre que sacaría la plaza de dirección artística a concurso y estos días fuentes municipales han explicado que el Área de Cultura todavía trabaja en las bases que servirán para su selección. Por lo tanto, aún se desconoce quién dirigirá sus pasos.

El debut del espacio museístico malagueño ha tomado forma con su —también— primera exposición de encargo, comisariada por D’acosta, que ocupa tres plantas de La Coracha, que hasta ahora solo acogía muestras de artistas de proximidad. Ilusionado por el nuevo proyecto, el máximo responsable de Omnímoda (palabra que la RAE define como “que lo abraza y comprende todo”) relata que ha trabajado durante un año para seleccionar los artistas, que pertenecen a distintas generaciones. Tras un largo y complejo montaje, asegura que pasear entre el centenar de obras expuestas supone “mirar al futuro”. “Yo solo soy un investigador del presente que viene a contar lo que está ocurriendo en el día a día de la fotografía. Y eso ya no es hacer fotos buenas y colgarlas en las paredes. Es mucho más”, relata mientras pasea junto a una instalación de Fontcuberta.

La muestra está dividida en seis apartados fronterizos que sitúan a la fotografía como pintura, objeto, escultura, paradigma, experiencia o radiografía de las nuevas identidades. La variedad de trabajos anima a tomarse la visita con calma. Cada pieza ofrece una visión propia que muta a medida que se relaciona con las que hay a su alrededor. Hay imágenes que parecen pinturas realistas, como la de Manuel Franquelo; instalaciones como Blanco de España, de Jorge Isla, que rememoran la crisis de 2008; fotografías de mercadillo que Andrés Galeano reconvierte en un cuadro abstracto; una vajilla de estilo cartujano con imágenes de conflictos armados, ideada por Carlos Aires. Tatiana Abellán expone sobre su propio cuerpo y Almudena Romero en las hojas de un árbol.

Angélica Dass juega con la coloración Pantone de los protagonistas de sus retratos y Ángel Pantoja diseña un mapa del mundo con reivindicaciones feministas. Florencia Rojas, Isabel Rosado, Manuel Franquelo o Javier Hirschfeld dan relieve a la cuota malagueña. Las imágenes invitan además de verlas, a rodearlas, acercarse o alejarse; incluso a intervenirlas, como ocurre con el trabajo de José Carlos Casado. “Con un poco de inmodestia, creo que esta exposición es de lo más completo que se puede ver hoy día en el mundo de la fotografía a nivel nacional”, sentencia D’acosta. Estará hasta el 5 de octubre y cuenta con visitas guiadas gratuitas los miércoles y jueves a las 18.00 y los domingos a las 12.00.

Renovación del antiguo CAC

Una vez puesto en marcha, el próximo paso del MuCAC aún no tiene fecha clara. Se trata de la remodelación del antiguo mercado de mayoristas, inaugurado en 2003 como Centro de Arte Contemporáneo (CAC) y que hasta su cierre en septiembre del año pasado estaba en una polémica gestión en manos del comisario Fernando Francés, gracias a un contrato de gestión externalizada. La intervención sobre el inmueble es importante: costará un millón de euros y pretende resolver problemas de humedad de la cubierta, renovar el saneamiento, crear nuevos cuartos de instalaciones y recuperar la iluminación natural. Además, la fachada retornará a su original tono rojizo. Abrirá, se espera, “entre el primer y el segundo trimestre del año que viene”, explica Marta del Corral, asesora municipal en el Área de Cultura.

Su plan pasa por fomentar sus propios fondos —con 632 obras— y crear una colección permanente, a la que se sumarán exposiciones temporales. Tendrá cuatro salas y contará con laboratorios artísticos, donde según el municipio se propiciarán encuentros entre los artistas y el público sobre las particularidades de su obra o sus procesos. Este museo siempre tuvo entrada gratuita, pero el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, no descarta que a partir de su apertura se cobre. “La gente valora lo que paga”, aseguró el regidor el año pasado. Los 27 trabajadores del antiguo CAC pasaron a ser personal laboral indefinido municipal.