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La extrema derecha ataca un estudio financiado por la UE que rastrea la historia del Corán en Europa

El proyecto está en parte liderado por un equipo español, encabezado por la investigadora Mercedes García-Arenal: “Es ridículo. Nos acusan de pertenecer a los Hermanos Musulmanes”

Mercedes García-Arenal, en la sede del Centro Superior de Investigaciones Científicas en Madrid.
Jorge Morla

La extrema derecha europea ha encontrado un nuevo blanco de sus críticas, ahora en el ámbito académico. Se trata del proyecto El Corán Europeo, liderado en España por la historiadora Mercedes García-Arenal y financiado por el Consejo Europeo de Investigación con 9,8 millones de euros en el marco de una convocatoria de financiación de trabajos científicos muy competitiva. El proyecto internacional EuQu, que coordina junto a investigadores de Francia, Dinamarca e Italia, es un trabajo que el Consejo Europeo de Investigación aprobó en 2018 y que terminará a finales de año. A pesar de su carácter científico e histórico, el programa, que estudia la difusión del Corán en Europa durante el último milenio, así como su traducción, su utilización y su estudio, está siendo atacado desde hace semanas por medios y políticos, principalmente franceses, que lo acusan de proselitismo islámico y vínculos con grupos integristas como los Hermanos Musulmanes; un “islamismo” e “islamofilia” que, dicen, socava los valores europeos. Las críticas han generado un clima de intimidación para los investigadores, que denuncian una ofensiva política contra la libertad académica.

“Es un ataque insólito y desprovisto de base. Ninguno de esos medios se ha molestado en informarse acerca del proyecto, que no tiene contenido ideológico ni mucho menos ‘frerista’, que es el calificativo usado en Francia para descalificar a la supuesta islamofilia”, afirma la investigadora García-Arenal en su despacho del CSIC en Madrid. “Tampoco se han puesto en contacto con ninguno de los participantes del proyecto. El nuestro es un trabajo de historia intelectual europea, no es un proyecto sobre el Corán como objeto de veneración”. García-Arenal, como el resto de los investigadores que han estado conectados con el proyecto, vive estos ataques con una mezcla de estupor, enfado y una cierta desolación. La investigadora enseña varios volúmenes de la colección de estudios en el que trabajan desde hace años: “Tener que negar que pertenezcamos a los Hermanos Musulmanes supone aceptar un marco mental demencial, porque realmente conlleva poner en cuestión la actividad científica y cognitiva como tal”, explica.

“Es un trabajo que ha unido equipos de diversos países y de diversas disciplinas como historia, historia intelectual y cultural, filología, codicología…”, cuenta. “Su objeto es la historia intelectual y religiosa europea. Muchos proyectos han sido financiados por entidades públicas europeas que estudian la circulación y recepción de otros textos religiosos, de muy diversas religiones”. Arabista e historiadora de la religión, García Arenal (Madrid, 75 años) es una de las más prestigiosas investigadoras españolas, y en 2019 obtuvo el Premio Nacional de Investigación. Junto a ella, en el trabajo han participado, además de los investigadores principales (Jan Loop, de la Universidad de Copenhague; Roberto Tottoli, de la de Nápoles Oriental; y John Tolan, de la de Nantes), 45 estudiantes de predoctorado y postdoctorado. En su despacho abarrotado de papeles, García-Arenal desliza su mano por los lomos de los libros surgidos de ese proyecto. Se han publicado 11 volúmenes con los resultados de estas investigaciones, y este año se llegarán a 15. Además, dentro del proyecto ha habido exposiciones en Viena, en Túnez y en Nantes. Y el 11 de junio se inaugurará otra en Granada, con apoyo de la Universidad local y en los locales del Hospital Real, que se podrá ver hasta octubre. Pero para muchos todo este andamiaje intelectual es un ataque directo a la esencia de Europa.

Varios de los volúmenes del trabajo de investigación.

Los ataques comenzaron con Florence Bergeaud-Blackler, antropóloga francesa conocida por sus escritos contra los Hermanos Musulmanes. La escritora señaló en Le Figaro el proyecto europeo, y apuntó con nombres y apellidos a algunos de los investigadores principales del trabajo, sobre todo a John Tolan, blanco de muchas de las críticas. Varios políticos franceses recogieron el guante, e incluso hay dos interpelaciones en la Asamblea Europea, de Agrupación Nacional (el partido de Marine Le Pen) y de la Liga Italiana (el partido de Matteo Salvini), sobre EuQu. Todo escaló el 21 de mayo, con la intervención de un alto cargo del Gobierno francés, Benjamin Haddad, ministro delegado para Europa, que habló en una radio: “¿Tienen en la mira el proyecto europeo del Corán, dotado con 9,8 millones de euros de financiación?”, preguntaba el locutor. “Ni un euro del dinero público europeo debe utilizarse para financiar a los enemigos de los valores europeos. No podemos aceptar que los programas de financiación (…) vayan a parar a asociaciones vinculadas a los Hermanos Musulmanes o al antisemitismo”. Varios medios conservadores franceses se han hecho eco de esas quejas políticas, como Le Journal du Dimanche, o Le Figaro, que titulaba: Antisemitismo, islamismo: Francia denuncia las subvenciones de la UE a entidades “hostiles” a los “valores europeos”. La prensa en español también ha seguido cargando contra el estudio, y muchos de estos medios tachan además al proyecto de antisemita. “Imagino que, en el marco reducido en que argumentan, si estudias el Corán, eres antisemita”, se encoge de hombros la historiadora.

García-Arenal achaca todo esto a dos factores: “El clima político francés, con su islamofobia y su guerra cultural”, y “la corriente trumpista que sin recato quiere limitar la libertad de cátedra y que está dando alas a la ultraderecha europea. El trabajo está hecho ya en su mayor parte: de aquí a diciembre saldrán los volúmenes que faltan y el dinero ya está gastado. Así que no, no es un intento de boicotear el proyecto, pero puede poner en dificultades a los jóvenes investigadores que, una vez acabado este, tendrán que buscar trabajo”. Es, además, algo más pernicioso, según ella: “Es un aviso a navegantes para el futuro. Para que los que dan el visto bueno a financiar este tipo de proyectos se lo piensen, y para arredrar a los propios académicos que quizá pierdan las ganas de embarcarse en proyectos de este tipo”. “Es intimidante”, reconoce. “Uno no quiere ver su foto en los medios ni ser objeto de difamación y acusaciones tan graves. Y los académicos no estamos acostumbrados a lidiar con esto: vivimos entre libros, trabajamos en bibliotecas y no queremos, ni sabemos, entrar a discutir en el ruedo político tal y como se está conformando”.

García-Arenal, en el CSIC.

“Decir que el Corán forma parte de la historia intelectual de Europa es afrontar la historia como un constructo complejo”, explica Fernando Rodríguez Mediano, otro de los historiadores que participan en el proyecto. “Lo que molesta es que lo que estudiamos revela las complejidades de la historia de Europa”, cuenta, sentado en una cafetería madrileña. “Un día estoy escribiendo un libro sobre un jesuita del siglo XVII [Tomás de León, que coleccionó y se interesó por varias traducciones del Corán] y al día siguiente soy un peligroso terrorista y un ministro francés dice que ataco a los derechos humanos. Es un delirio, pero contra un delirio no se puede argumentar”. “Si hubiera sido un proyecto sobre el helenismo, o sobre la Biblia, no hubiera pasado nada. Pero ahora esto interesa”, cree Rodríguez Mediano, que supone cómo ha sido la secuencia de acontecimientos: “Alguien crea un bulo, los medios de extrema derecha lo amplifican y luego lo usan como arma los propios políticos. Lo más gracioso es que luego todos confiesan que no han leído el trabajo”.

El proyecto levanta ampollas en todos los frentes. En la British Library, en la Biblioteca Nacional y en Casa Árabe dijeron que sí a organizar exposiciones sobre el estudio, para posteriormente retractarse, aduciendo que no podían garantizar la seguridad ante posibles ataques islamistas de radicales que adujeran que estaban dando un uso indebido al Corán, o apropiándoselo. Es decir, García-Arenal, su equipo y el proyecto están entre dos aguas. “Esto no es ni una exaltación ni una apropiación del islam, sino una historia europea, que intenta iluminar alguna de sus fracturas, como por ejemplo las polémicas entre protestantes y católicos que usaron el Corán como arma arrojadiza unos contra otros, solo por citar un ejemplo de los muchos aspectos que hemos estudiado”, defiende la académica. “Estamos ante una de las fronteras de la libertad de expresión y de cátedra”, finaliza Rodríguez: “Han convertido la historia en una emoción política, y eso no puede ser. Parece que los historiadores no pintamos nada, pero lo primero que hace el saber tecnocrático y populista es acabar con la historia, para poder reescribirla. Y por ahí no podemos pasar”.

Los ataques, señalan tanto García-Arenal como Rodríguez Mediano, no han resquebrajado la unidad de apoyo: el equipo está más determinado que nunca a finalizar el trabajo y la universidad de Nantes ha prometido apoyar a John Tolan en las denuncias que quiera interponer a medios y políticos. Noventa y dos destacados académicos han firmado una carta abierta en defensa del proyecto. “No solo no estamos en contra de los valores europeos, es que una de las muchas formas que ha tenido Europa de enfrentarse a los problemas y a los conflictos es generar conocimiento sobre ellos: ese sí que es un valor europeo”, apostilla García-Arenal, que remata con una pregunta: “¿Se consideraría un proyecto de estudio de mitos griegos un intento de difundir y apoyar el culto a Zeus?”. Conviene añadir que la pregunta es pretendidamente retórica. Pero en este mundo, nunca se sabe.

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Sobre la firma

Jorge Morla
Redactor de EL PAÍS que desde 2014 ha pasado por Babelia, Cultura o Internacional. Es experto en cultura digital y divulgador en radios, charlas y exposiciones. Licenciado en Periodismo por la Complutense y Máster de EL PAÍS. En 2023 publica ‘El siglo de los videojuegos’, y en 2024 recibe el premio Conetic por su labor como divulgador tecnológico.
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