Una app para cazar demonios

En la primera secuencia de Nekrotronic un despiste provocado por el móvil desemboca en una ducha de excrementos que caen sobre el personaje que interpreta Ben O’Toole, un antihéroe zafio, pero con cara de buena persona, al que la vida le tiene reservado un secreto: es el hijo perdido de una famosa cazademonios que se ha pasado al lado oscuro. Con su aire de cómic de trazo grueso y un abanico de referencias que van desde Los cazafantasmas a X-Men, Tron o El exorcista, además de legiones de guiños a zombies y demonios, Nekrotronic logra una amalgama resultona destinada a un público no demasiado exigente con la trama y abiertamente entregado al disparate.

El filme logra una amalgama resultona destinada a un público no demasiado exigente con la trama y abiertamente entregado al disparate

Escrita y producida por los hermanos australianos Kiah —que además la dirige— y Tristan Roache-Turner, se trata de una fantasía de terror y enredo aderezada con toneladas de colorido blandiblú. La mala de todo el tinglado es la madre del protagonista, interpretada por una Monica Bellucci que acaba siendo el más previsible de todos los personajes y el peor perfilado. Es ella quien a través de una aplicación para el móvil pretende apoderarse del mundo gracias a las malignas energías que fluyen por la Red.

Al personaje de O’Toole lo acompaña el forzudo que da vida Epine Bob Savea: juntos compone un dúo cómico que se revela como lo mejor del filme. La parte atractiva y luchadora le toca a dos hermanas, dos nigromantes interpretadas Caroline Ford y Tess Haubrich que llevan desde niñas liquidando demonios y que también funcionan bien. Gore, divertida y muy pringosa, Nekrotronic es una película familiar en la que el teléfono inteligente jugará un papel maligno y la masa de vísceras, látex y fluidos pegajosos será tan apto para la risa como para el asco.