Karlos Arguiñano, atrapado en la trampa de la tele
Sus disculpas por el chiste de mal gusto que contó en 'El homiguero' suenan tan naturales como el propio chiste


Si algo ha transmitido siempre Karlos Arguiñano ha sido verdad. No una verdad cursi, equivalente a esa autenticidad que tanto se reivindica y que nadie sabe muy bien qué es, sino la sensación de asistir a algo que no se ha escrito ni ensayado, que brota con la misma naturalidad que una conversación en un bar de pinchos. Eso no quiere decir que no pueda estar escrito o ensayado, ni que el Karlos Arguiñano real sea alguien completamente distinto al Karlos Arguiñano personaje. Pudiera ser: los artificios del espectáculo pueden confundir hasta a los más cínicos, pero ni Marlon Brando podría engañar a tanta gente tantos años, saliendo a diario por la tele.
Habrá quien vea su programa con un cuadernito para cocinar la receta luego. Yo lo veía (aunque lo dejé hace tiempo) por los chascarrillos. En una tele en la que hasta las toses van consignadas en un guion y los cómicos leen los chistes en el telepronter, un señor que a la hora de comer cantaba canciones donde los conejos no son roedores y los nabos no son tubérculos y contaba los mismos chistes malos que cuenta tu suegro los domingos era alucinante.
Por eso sus disculpas por el chiste sobre una violación que contó en El homiguero suenan tan naturales como el propio chiste. Estaba consternado, “destrozao”, como dijo él, y hay que ser muy cretino para no entenderle y agradecerle las disculpas. Pero en ese plano tan insólito de un señor pidiendo perdón sin añadir peros ni atenuantes había algo más perverso: Arguiñano hablaba desde el fondo de un foso, atrapado en una trampa que la propia tele le había tendido. Esa misma industria que celebra siempre su espontaneidad, le ha castigado por ella. Así funciona este espectáculo traidor, que te incita a ser tú mismo y te guillotina en cuanto te muestras como eres.
🙏🙏🙏“Karlos Arguiñano pide perdón por el desafortunado chiste de ayer en el Hormiguero” 🙏🙏🙏 pic.twitter.com/fafoY5SbiM
— Karlos Arguiñano (@karguinano) November 26, 2019
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Análisis de ajedrez | Ataque romántico en El Llobregat
Sídney: otra jornada improbable de los votantes chilenos en el continente oceánico
“Robe me enseñó a amar y también a quemarlo todo”: miles de personas lloran y despiden al músico en Plasencia
La restauración según Kast: entre orden, mercado y tradición
Lo más visto
- Guardiola elimina la prohibición de que los jefes de servicio de la sanidad pública ejerzan en la privada y sube un 59% la derivación de pruebas
- Sin duchas ni camas adecuadas, y con obras en marcha: así estrenaron 30 niños extranjeros el centro de acogida de La Cantueña de Ayuso
- Los 50 mejores libros de 2025
- Rusia eleva la presión sobre la UE con una demanda para evitar que financie a Ucrania con sus activos congelados
- El jefe de la misión de rescate de María Corina Machado: “Fue una de las operaciones de mayor riesgo en las que he participado”






























































