La política es una comedia
Esta farsa no siempre lleva sus ácidas propuestas hasta la notoriedad


La cantidad de estupideces que se dicen y de errores que se cometen a lo largo de una campaña electoral puede superar cualquier comedia. Y eso, visto de puertas afuera, después de que esas ideas, actos y discursos hayan pasado todos los filtros. Cuánto más, observados desde dentro, desde las bambalinas y en el proceso de cocinado, que es donde ha querido entrar en su primera película como director el hasta ahora dibujante de cómics Mathieu Sapin en Necesitamos tu voto, farsa política que no siempre lleva sus ácidas propuestas hasta la notoriedad, pero que al menos está dotada de un amargo y jocoso sentido de la infidelidad, y está protagonizada por una formidable actriz a la que no se puede dejar de mirar por su carisma: Alexandra Lamy.
NECESITAMOS TU VOTO
Dirección: Mathieu Sapin.
Intérpretes: Alexandra Lamy, Finnegan Oldfield, Gilles Cohen, Brigitte Roüan.
Género: comedia. Francia, 2018.
Duración: 97 minutos
Sapin, que en su vertiente de novela gráfica ya se había introducido en la política con Le château y Campagne présidentielle, con François Hollande como personaje principal, basado en su propio seguimiento del periodo preelectoral de 2012, se centra aquí en la relación profesional y sentimental entre la directora de comunicación de un equipo de campaña a las presidenciales y su joven ayudante. Y aunque los juegos de la erótica del poder no siempre están justificados, en la faceta más política hay no pocos dardos de altura:
—¿Cuál es mi posición sobre el cambio climático?
—Estás en contra.
Las conversaciones sobre ventas de ideas y lemas de campaña son reveladoras, así como las intrigas de partido, pero al novel Sapin le cuesta un tanto llevar a una puesta en escena que se salga de lo convencional ese vértigo que se supone que se desata con los textos, y que no acaba de verse en pantalla. De modo que finalmente lo más redondo de Necesitamos tu voto es la magnífica complejidad del personaje de Lamy, de una fantástica ambigüedad, y que la actriz, fresca, altiva, simpática, de sonrisa punzante y durísima (“no te lo tomes a mal, pero como no sabes hacer nada…”), bellísima sin serlo a simple vista, simplemente borda.
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