Vaivenes de sentimientos

Los vaivenes emocionales han convertido a Paco Román, artífice absoluto de Neuman, en un artista susceptible de grandes hallazgos y patinazos estrepitosos. Puede que la madurez que desprende 'Crashpad', esa quinta entrega que anoche se ponía de largo en la Joy Eslava, radique en evitar los resbalones de bulto en que incurría 'If', su antecesor. La banda se ha convertido en un trío escueto, con piano de pared y batería escoltando al líder, y el resultado es más orgánico y espontáneo que nunca. Sobre todo porque los teclados, que se esfumaron con la marcha de Fernando Lillo, vuelven a aportar ese punto de solemnidad, evocación y poso que tanto precisan muchos de los temas.

Román parece ahora un creador más sereno y templado. El sentimental de siempre, el hombre torturado que se mira a las punteras de las Converse, pero también un tipo que hace cuentas con la vida y obtiene un saldo positivo. Solo le falta, quizás, un poco de mesura a la hora de calibrar sus propios hallazgos. 'Dizzy' sería un muy buen tema, por ejemplo, con un sensible recorte de minutaje, pero a veces en Neuman ven un pozo de petróleo donde solo hay unos pocos octanos.

Las referencias siguen legítimamente ancladas en el rock alternativo de los noventa, a ser posible en torno a Dinosaur Jr. y derivados; pero Paco, guitarrista muy notable, también sabe agarrar la acústica para 'Boystar'. No hay ningún arrebato de genio como era 'Bye fear, hi love' en el nuevo repertorio. Queda, a cambio, el pálpito de que podemos seguir esperando ingredientes sabrosos en ese catálogo de sentimientos de Neuman.