Del poder

El martes fue un día intenso para el electrodoméstico audiovisual: La 1 estrenaba MasterChef Celebrity 2, Telecinco inauguraba su ya comprobado alineamiento con los revolucionarios en su enésimo Gran Hermano, los informativos y tertulianos seguían con ese filón inagotable hasta el 1 de octubre, o más, que es el pulso Gobierno-Govern con todo tipo de efectos colaterales, y lo que te rondaré, morena, y COSMO alcanzaba la guinda del despropósito con el estreno de Borgoña,una muy potente serie germano-austriaca. La emisión de los dos primeros de sus capítulos se convirtió en la emisión dos veces del primer capítulo [según aclara la cadena, se emitieron los dos capítulos y, por un error de programación, se repitió el segundo a continuación]. Se conoce que los recortes de plantilla han llegado a todas partes. Si ya resulta difícil conseguir la fidelidad a una serie en un canal de pago, chapuzas como la de COSMO la hacen casi imposible.

Y lo cierto es que la serie tiene una muy buena factura. Siglo XV. Muerto el duque de Borgoña en la batalla de Nancy, será su hija María quien herede el título y el poderoso ducado. Por la ley de sucesión masculina se verá obligada a casarse y quien lo consiga será el hombre más poderoso de Europa. Maximiliano de Habsburgo, hijo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, ganará la partida al hijo de Luis XI, rey de Francia, y lo que inicialmente fue un matrimonio de conveniencia se convertirá en una gran historia de amor y poder en vísperas del Renacimiento.

Un alarde de localizaciones en 60 castillos, palacios, iglesias y pueblos medievales, 3.000 extras, 550 caballos y un espectacular vestuario con 800 trajes de época y 100 armaduras hacen de Borgoña una serie de lujo. La pregunta idiota es: ¿por qué seis horas de grandiosidad germano-austriaca han costado 15 millones de euros en 2016 y las muy mediocres dos horas y media de Sangre de mayo, de José Luis Garci (Telemadrid), costaron lo mismo en 2008?