Una huida hacia adelante

“La política y la poesía son demasiado para un solo hombre”, le dice Sara (Glauce Rocha) al poeta Paulo (Jardel Filho) en una secuencia de Tierra en trance (1967) de Glauber Rocha recogida en la avalancha de imágenes feroces, dialécticas y autorreflexivas que componen Cinema Novo, el documental que Eryk Rocha, hijo del cineasta, dedica al movimiento que colocó al cine brasileño en el mapa global de las disidencias expresivas que puntuaron la década de los 60. La frase podría reciclarse para enfrentar a esa fértil generación de cineastas que compartió el proyecto utópico de formular una nueva estética con sus propias contradicciones: pese a la voluntad de delimitar un territorio en el que pudieran sentirse reconocidas las clases populares de su país, el Cinema Novo acabó siendo un cine para el pueblo, pero sin el pueblo; circunstancia de la que fueron conscientes sus artífices tras ese golpe militar del 64 que incidió de manera ostensible en su evolución natural.

Cinema Novo es un documental heterodoxo que huye del didactismo para dejar que sean las propias imágenes de algunas películas clave y las palabras de sus artífices las que articulen un discurso en el que se acaba hablando de todo lo esencial. Rocha deja clara la naturaleza programática de una estética que buscó la síntesis de las herencias del cine soviético y del neorrealismo con las tradiciones autóctonas y los modos de representación del cine norteamericano, cuestionando las fronteras entre la ficción y el documental. Las reflexiones teóricas de los cineastas en torno al poder transformador del cine van jalonando un discurso que usa como combustible la fuerza de unas imágenes que nacieron rabiosas, poéticas y comprometidas. Eryk Rocha abre y cierra su película encontrando un sencillo motivo visual que sintetiza el espíritu del fenómeno: una hermosa huida hacia adelante.