El ‘unidebate’ de Rajoy

No sabemos si Rajoy se arrepiente de no haber comparecido en los debates a cuatro que se plantearon en la campaña del 20-D, pero sí sabemos que ha accedido a participar en uno esta vez. En aquella ocasión, la prehistoria ya de este despropósito, el presidente dejó el atril vergonzosamente vacío en el debate de EL PAÍS en el que sí comparecieron Sánchez, Rivera e Iglesias. Antena 3 aceptó a la vicepresidenta como sustituta, mientras el PP repetía el mantra de que todos están para todo, de que no importaba quién iba, porque todos valen y la cosa era estar.

No era verdad.

La excusa ha durado cinco minutos, los que median entre una campaña que se pretendía (entonces) más bipartidista y una más multipartidista (hoy). Rajoy no ha querido esta vez el cara a cara con Sánchez, en parte porque ha reconocido la nueva realidad de un Congreso más fraccionado, pero también porque agrandar la importancia de los nuevos partidos es quitársela al viejo rival.

Y que nadie crea que todo se va a repetir, porque el paisaje es nuevo, como es nueva la gran pregunta que hoy está sobre la mesa: ¿qué rival prefiere cada uno?, ¿contra quién vamos a luchar? Podemos ya lo ha dejado claro: ha expresado que el rival es el PP, ignorando explícitamente al PSOE cuando todos sabemos que sustituirlo es su verdadero objetivo.

El PP también se ha llenado de menciones explícitas a los riesgos que puede suponer el “populismo y extremismo” de Podemos. También sabemos que, haciéndolo, lo está magnificando, que no nos engañen.

Otro dato relevante: el unidebate multipartidista aceptado por Rajoy será al principio de la campaña. No vaya a ser que lo haga tan mal que sus consecuencias y recuerdo queden fijados fatalmente en la memoria del votante. Que haya tiempo de corregir un traspiés. Por si acaso.