Sin novedad en el frente audiovisual

Unos acertaron con MasterChef en vista de lo cual otros lanzaron Top Chef. Tras el éxito de audiencia de Arguiñano ya no hay cadena que no tenga un programa de cocina y, a ser posible, que el cocinero tenga su punto de Faemino o de Cansado. Si cuaja La Voz, pues se compran los derechos de Hit-La canción. La cuestión es no desgastar mucho las neuronas que cada vez son menos y las que hay han de servir para afirmar, como lo hizo el director de Contenidos de la televisión pública sobre el nuevo concurso de La 1: "Es un programa novedoso y de calidad para toda la familia". Tan novedoso que llega a España después de haberse programado en Holanda, Irlanda, Rusia, Francia, Noruega o China.

Ocho canciones por capítulo con dos jurados que, finalmente, elegirán dos temas interpretados por sus autores. El método de selección (cabinas cerradas, puertas que se abren o cierran, jurados que entran o salen) y la profesionalidad de Cantizano, el presentador (por cierto, ¿vivirá en TVE?, pues en una semana presentará tres eventos distintos...), convierten la materia prima del concurso, las ocho canciones (menos de 20 minutos de chicha) en casi dos horas de programa. Lo de los panes y los peces es de aficionados al lado de los guionistas y realizadores audiovisuales, y téngase en cuenta que hablamos de TVE, sin anuncios. En Telecinco podría acabar al alba.

En resumen: un programa más que sigue la estela de tantos otros desde aquel ya lejano Operación triunfo en el que los autores sustituyen a los intérpretes, en el que el jurado sólo tiene buenas palabras para todo lo que se mueve y en el que las madres de los artistas lloran con moderación. Un sinvivir.