No te pongo cara

“Que se mueran los feos”, cantaba el compositor mexicano Nicolás Curiel en un twisthumorístico que en España versionaron Los Sirex, en los años sesenta. “Mejor, que se operen”, pensó algún cirujano de entre los que contrataron los servicios de Jean-Claude Mas, fabricante de prótesis mamarias, condenado a cuatro años de prisión por las infecciones, quistes y dolores causados por las roturas de sus implantes, hechos con un gel no homologado. “Se requiere buena presencia”, rezan, entre líneas, buena parte de las ofertas de empleo relacionadas con el comercio, la venta y el trato al público.

En Der Hässliche (El feo), Marius von Mayenburg, dramaturgo de la Schaubühne, habla de la compra y venta de la belleza y de la impericia cognitiva que lleva a personas con capital, mando e influencia a poner en el escaparate, tras del mostrador o al frente de un departamento, para tenerlas cerca de sí, a personas cuyo mérito mayor y único a veces es su atractivo físico, con consecuencias nefastas para la organización del trabajo y la buena marcha del negocio, agravio comparativo aparte. Lette, su protagonista, que acaba de desarrollar un conector eléctrico revolucionario, es relevado de la presentación de su invento ante un auditorio de compradores potenciales porque, según su jefe, “su cara no vende” y la de su ayudante sí.

Con formato de comedia desenfadada, Mayenburg hace un retrato descarnado de las ambiciones de la parte contratante, de la superficialidad con que se ventilan las relaciones laborales (y las íntimas también) y de lo inerme ante la arbitrariedad que está la parte contratada. Paco Montes, su director, lo sirve en bandeja de plata con la colaboración de un cuarteto interpretativo en mutación permanente (Fran Calvo, Silvia Marty y Mario Tardón), en el que Óscar de la Fuente es un afinado primer violín. Una producción cuidadísima de pequeño medio formato, en cartel en el madrileño Teatro Lara, sábados y domingos, del 6 al 21 de diciembre.