Rebasar los límites del cante

La segunda entrega de la joven artista de Triana, siendo un disco de cante como le corresponde, rebasa los límites habituales del formato. No deja de ser una selección de estilos, pero su factura transporta una idea superior que unifica y da sentido al proyecto. Entre la creación propia y la recreación de la tradición, la cantaora disuelve cualquier tensión dialéctica con su honesta actitud y con la manera de entender la producción —en la que se estrena— como un reto creativo. El resultado es una obra fresca, con sonoridades nuevas y registros cambiantes, como los de las tres bulerías, de sorprendentes soluciones cada una de ellas. Con su timbre característico y una voz de amplio espectro, Rosario aborda tangos, unos rítmicos tientos, se regala una rumba, rescata la malagueña de La Rubia y se sabe romper en la breve seguiriya. Hasta se acompaña a la guitarra en el corte final, una de las pocas ocasiones en la que no la arropa un Salvador Gutiérrez versátil e inspirado. En los textos, como en las músicas, la cantaora alterna lo popular con composiciones propias y se inspira en el poeta persa Hafez Shirazi o en el místico Rumi.

Rosario La Tremedita. Fatum. Picap