Vuelve el cine clásico

Se confeccionan estos días en periódicos y revistas las preferencias sobre las mejores películas del año que ahora acaba mientras se esperan con interés los premios anuales que aún deben darse. Pero al tiempo que se subraya lo más destacado de la reciente actualidad no dejan de editarse en DVD películas del cine clásico, incluso mudas, que deben despertar gran interés entre los consumidores, ya que de otra forma no existiría tal afán por ponerlas a la venta. Quizás, como opinaba Joan Fontaine, la diferencia entre las épocas es la misma que va “del refinamiento a la vulgaridad”, opinión lógica de quien como ella procedía de la era dorada del cine de Hollywood, pero una afirmación que no dejaba de ser un exabrupto, al igual que otros que soltó en la excelente entrevista que Terenci Moix le hizo para TVE, y que acertadamente este periódico ha recuperado en su web con motivo de la muerte de la actriz.

La desaparición de Joan Fontaine ha removido la leyenda de la intensa enemistad que mantuvo siempre con su hermana Olivia de Hollywood, ahora de 97 años, a la que había precedido en ganar el Oscar, y ahora también en la muerte. Auguraba la Fontaine que si ella moría antes, como así ha ocurrido, su hermana se pondría furiosa porque también le habría ganado en esa carrera. Peculiares pleitos de famosas que aunque sea indirectamente acompañan al placer de revisar sus películas, extraordinarias algunas, como lo son tantas de aquel cine clásico.

En algún momento se ha comentado en esta sección la pobreza que conlleva el desconocimiento de tales películas por parte de cineastas jóvenes, algunos de los cuales creen estar inventando la pólvora. Otros, sin embargo, y no solo Sorrentino, se inspiran demasiado en películas precedentes. Entre él y Fellini yo siempre me quedaré con La dolce vita o Amarcord, a pesar de que La gran belleza haya sido considerada por los académicos europeos como la mejor película de este año. Será, en cualquier caso, tema para la polémica. El cine llamado antiguo sigue vigente en muy buena parte, pese a las censuras de entonces o a la moral que regía. Bienvenidas sean estas magníficas ediciones en DVD aunque haya que esperar a que bajen sus precios de venta, en ocasiones excesivos.