Los rosados maridan con Warhol

Algo parecido a un trasunto del ambiente que envolvía el estudio The Factory donde Andy Warhol creaba compulsivamente y se divertía en sonadas fiestas que hacían las delicias de los modernos del Nueva York de los años sesenta. Es lo que pudieron vivir el fin de semana en la Sala de Armas de la Ciudadela de Pamplona los 750 asistentes que agotaron las entradas de la VI edición de La Noche del Vino. Esta velada organizada por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Navarra y el Ayuntamiento de la ciudad pretendía promocionar la cultura del vino entre la juventud, un público especialmente alejado del hábito de su consumo en España, donde la cerveza continúa ganando la partida. Y vaya si se consiguió, a juzgar por la satisfacción que transmitía el público que petó una fiesta inspirada en el ambiente artístico de la vanguardia neoyorquina con un eslogan que adapta a esta tierra el popular reclamo turístico de la ciudad de los rascacielos: I Love NA. En ella tomaron parte artistas navarros que mejor representan esa conexión Pamplona–Nueva York en la actualidad. Ilustradores, músicos, cineastas, fotógrafos, actores y performers crearon sus obras en directo y animaron al público a interactuar, copa en mano, para completar sus propuestas al ritmo de clásicos de Broadway a cargo del trío Smooth Jazz y del rock y la electrónica del set que pincharon los hermanos Raúl y Albaro Arizaleta, de El Columpio Asesino.

Iosu Zapata invitó a los asistentes a redecorar una chabola urbana donde se proyectaba una videoinstalación; Pep Carrió, a colorear un mural Al otro lado de la línea; Dani Resano, a pintar una Tarta de nata con Estatua de la Libertad… La noche del vino también contó con una instalación del videcreador Txuspo Poyo en la que proyecta en un monolito de pantallas algunos de sus proyectos de cine, vídeo y animación realizados durante su estancia en Nueva York entre 1993 y 2003; y con las exposiciones que integran Cultiva tu jardín, proyecto integrado en el ciclo Mapamundistas con el que los artistas Iosu Zapata, Gonzalo Puch y Anne Lisse Broyer reivindican el concepto de cultivo, literalmente en un viñedo o intelectualmente en un jardín mental. Pero si alguien acaparó todas las miradas fue el ilustrador Mikel Urmeneta, que completó un mural iniciado previamente junto al actor Pablo Carbonell. El fundador de la empresa Kukuxumuxu recreó la icónica escena de King Kong encaramado al Empire State Building con el inconfundible estilo que imprime a sus conocidos toros de San Fermín. Al final de la noche, troceó el mural y repartió los fragmentos entre los asistentes.

Por supuesto, hubo vino. Y mucho. Más de 120 referencias entre tintos, blancos y rosados de una treintena de bodegas navarras, maridados con pinchos típicos de la región. Por 15 euros, la entrada daba derecho a catar cuatro vinos y otras tantas tapas.