La catedral de Tortosa ya tiene quien la repare

Ocho años después, una mano anónima permitirá la reparación de la catedral de Tortosa. Se trata de un misterioso patrocinador que sólo exige confidencialidad a cambio de pagar gran parte de los trabajos para remodelar los accesos al recinto y retomar unas obras empantanadas desde 2002. Tras años de anuncios y letargo burocrático la misteriosa firma, "una entidad de negocios" según el obispo de la ciudad, Javier Salinas, aportará cerca de 280.000 euros para reconstruir las escaleras de la catedral. La infraestructura permanece completamente derruida desde mayo de 2002, cuando un temporal convirtió en arena una cuarta parte del muro de la escalinata que da acceso al recinto. Tras años de parálisis, la compañía anónima permitirá la rehabilitación de la zona.

Sólo el propio Salinas y el alcalde de la ciudad, Ferran Bel, parecen conocer la identidad del patrocinador. Ambos se niegan insistentemente a revelar el nombre de la aparentemente filantrópica compañía. "Nos hemos comprometido personalmente a no hacer público de que compañía se trata", apuntaron. El obispado sólo rompió el mutismo para precisar que la empresa en cuestión no ha solicitado ningún tipo de contraprestación a cambio de la aportación voluntaria, algo cuestionado por oposición y vecinos fuera de los focos. "Cuesta imaginar que alguien regale tanto dinero sin nada a cambio", señaló un dirigente de la oposición que, igual que la empresa donante, pidió el anonimato.

El resto de financiación, unos 100.000 euros, lo aportará el propio obispado mediante fondos propios y la captación de ayudas. Las obras empezarán a mediados de abril y durarán cinco meses. Tanto el Gobierno como la Generalitat se habían desentendido de los trabajos. Ambos anunciaron semanas después del derrumbe del muro de la catedral que aportarían 550.000 euros para reconstruir la escalinata. El dinero nunca llegó a puerto por problemas de financiación. "Los compromisos de la administración ya son historia. El tema se ha alargado demasiado y ahora lo importante es mirar al futuro", señaló Bel quitando hierro al asunto. "La catedral siempre estará abierta a otras colaboraciones", atemperó el obispo Salinas en alusión a posibles ayudas económicas que lleguen de la mano del Gobierno y la Generalitat. Pero nada sería posible sin la empresa anónima. "Estamos muy agradecidos", insiste Salinas.