Ondarra lleva el mar a Madrid

El pintor Tomás Ondarra trae el mar a Madrid. Su exposición La mar de mares, que ya pasó por Bilbao, la ciudad natal del artista, se inauguró anoche en el Círculo de Bellas Artes.

Ondarra, redactor jefe de Infografía de EL PAÍS, decidió un día detener el mar, como si lo estuviera pintando mientras se desarrollan las olas y captara lo que es un instante preciso del oleaje. La consecuencia es una sucesión de pinturas que adquieren el ritmo propio del mar; los colores, en su mayor parte neutros, como si el movimiento le importara más que el colorido, le sirven a Ondarra para expresar la idea de quietud de ese mar embravecido -el Cantábrico, se supone, pero también todos los mares- que él pinta como si estuviera quieto.

La procedencia de Ondarra apunta al Cantábrico o al Atlántico como sujeto de su pasión por recrear las imágenes de las olas; pero el artista ha reflejado aquí, según él mismo ha dicho, las imágenes del mar que ha visto en estos 10 últimos años en todo el mundo cuyas orillas ha visitado. "La ola sobre el fondo del mar, la espuma sobre la ola, y sobre la ola, nada". En un manifiesto poético con el que explica su pintura, Ondarra cuenta que ha intentado plasmar "la creación que sucede a la destrucción". Sus imágenes "son la recreación de un movimiento de avance y retroceso infinito".

Música de jazz acompañó el acto inaugural; como si el jazz le sirviera a Ondarra, también, para explicar ese movimiento de creación que sucede a la destrucción, y viceversa.