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¿Ha llegado la avispa asiática a tu municipio? En seis años ha duplicado su área de expansión

La especie invasora se ha extendido por el norte de España, además de aparecer en puntos de Cáceres y Badajoz. Su detección temprana es vital para cortar su avance

Avispa asiática municipio

La avispa asiática o velutina (Vespa velutina nigrithorax), una especie exótica invasora nativa del sudeste asiático, continua su implacable avance. El área de distribución del insecto en España se ha duplicado desde 2018, pasando de 41.700 kilómetros cuadrados a 88.900 (un 17% de la superficie peninsular) a 31 de diciembre de 2024, indican los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica. La provincia de Barcelona es la que ha experimentado el mayor crecimiento en este periodo (de 266 kilómetros cuadrados en 2012 a 7.333), aunque está establecida en las cuatro provincias. En paralelo al avance en la costa mediterránea, la velutina se ha expandido también por el norte, especialmente por La Rioja, Navarra y Asturias, además de por puntos de Badajoz y Cáceres. Galicia, donde la avispa velutina estaba muy asentada ya en 2012, sigue siendo uno de sus principales bastiones.

Una vez que el avispón se establece, comienzan los problemas. El principal es la depredación de otros insectos —especialmente de la abeja melífera—, además de los daños en la producción frutícola. También existe un riesgo para la salud pública, ya que sus picaduras pueden provocar reacciones graves en personas alérgicas o cuando se producen de forma múltiple, aunque este peligro es similar al de otras avispas. Este año han fallecido tres personas en Galicia por picadura de velutina, algo no habitual.

El ministerio actualiza la información cada sexenio ―como obliga Europa para las especies invasoras― a partir de los datos enviados por las comunidades autónomas. En el mapa que elaboran, las detecciones del avispón se representan por áreas (cuadrículas) de 10x10 kilómetros. Sin embargo, estos registros no reflejan la densidad de velutina que existe en cada cuadrícula, es decir, si se ha encontrado un solo nido o más de un millar, como ocurre, por ejemplo, en Vigo, la localidad más afectada de Galicia.

“El criterio que seguimos es la detección de algún nido; si comprobamos que está vacío, porque las reinas ya han salido, esa cuadrícula se da por colonizada”, indican fuentes ministeriales. De esta forma, la presencia de la avispa no siempre se confirma en todos los municipios comprendidos en esas cuadrículas, sino en las inmediaciones. Una información vital para extremar las precauciones y comunicar cualquier avistamiento de ejemplares o nidos, ya que la detección temprana es fundamental para su controlar su expansión.

La localización del insecto no es sencilla y por eso su presencia suele estar subestimada. Los nidos primarios ―donde la reina funda la colonia― son pequeños, del tamaño de una naranja, se construyen en cualquier rincón y pasan desapercibidos. Cuando se dispersan aparecen los secundarios en los que puede haber más de 1.000 obreras, además de reinas y machos.

Con esa densidad de población, son mucho más voluminosos, pero no por ello más sencillos de erradicar. Suelen situarse en árboles frondosos y a gran altura (10-12 metros) o en distintas estructuras humanas de acceso complicado. Las autoridades advierten de que se requiere personal especializado y equipos de seguridad para su retirada.

Objetivo: detección temprana

“El objetivo es lograr una detección temprana y a partir de ahí aplicar medidas que impidan que se establezca”, indica Mar Leza, profesora titular del departamento de Biología de la Universidad de las Islas Baleares y coordinadora del grupo de trabajo Velutina Task Force, especializado en la invasión y el impacto de la avispa. Considera que existe una “falta de coordinación general en Europa a nivel de medidas de bioseguridad, si hubiera más trabajo en conjunto se evitaría, por ejemplo, que todo el mundo cayera en los mismos errores cuando se descubre su presencia”.

En Baleares el control temprano está funcionando, aunque la invasora reaparece de tanto en tanto en Mallorca. El éxito se enmarca en la creación de un grupo de trabajo multidisciplinar. “En las islas somos como un laboratorio, porque hay unas entradas muy definidas, llegan por el mar o por el aire, no pueden venir solas; en otros lugares como Galicia les entran por la cornisa cantábrica, por Portugal...”, explica. Lo que no está claro, añade, es que “si no haces nada va a seguir avanzando”.

Ellos han desarrollado prototipos para detectar de manera automática a la especie y han colocado trampas en zonas de puertos y aeropuertos y “se ve que estas medidas de bioseguridad funcionan”. Pero hay otros lugares del país en los que ya “solo se puede proteger a las abejas o controlar las poblaciones de invasoras”. En estas áreas, están proponiendo colocar trampas a la entrada de las colmenas para evitar que los avispones cacen a las abejas melíferas, el plato principal de su dieta.

En Galicia se han retirado más de 14.400 nidos entre enero y septiembre de este año, en un plan piloto que se puso en marcha en 2024. Esto ha permitido, que la captura de reinas se haya duplicado con respecto a 2024: 230.000 en los primeros nueve meses, frente a las 113.000 del año pasado. Y que, además, el número de avisos advirtiendo de su presencia se haya reducido en casi un 30% en los últimos dos años, en comparación con los años previos sin ese trampeo, indican la Xunta en un comunicado. También se han impartido charlas informativas a la población. Los expertos advierten de que las trampas no son selectivas y caen en ellas insectos nativos, con una importante afección a la biodiversidad.

La expansión de la velutina en Galicia es, a juicio de Xesús Feas, veterinario especializado en este plaga, un ejemplo de lo que ocurre cuando no se interviene a tiempo. Lo importante es contar con una “planificación real, en la que intervengan administración, los servicios de emergencia, los apicultores, la ciudadanía, no solo poner en marcha planes de primavera de trampeo, porque el problema está yendo a más”. También advierte de que hay que revisar las estrategias, integrar los datos que se recogen en el campo y ver qué papel juega la climatología en los ciclos de esta invasora. “Falta investigación”, resume. Los avisos de los ciudadanos es otra de las patas fundamentales en esta lucha.

La especie se detectó por primera vez en Francia en 2004, posiblemente debido a la importación de forma accidental de avispas reinas hibernantes desde China en algún producto hortícola. En España, la primera cita confirmada se produjo en Amaiur (Navarra) en 2010. Ese mismo año fue localizada también en el País Vasco, en Guipúzcoa. En la actualidad, está ampliamente distribuida, además de en España, en Francia, Bélgica, Portugal, Italia y Alemania. Prefiere zonas templadas, sin extremos de calor y frío, especialmente en regiones húmedas.

Su ciclo anual comienza en primavera, cuando las reinas fecundadas que han pasado el invierno en hibernación despiertan y construyen un nido primario. Allí ponen huevos y nacen las primeras obreras. A partir del verano, la colonia crece y se traslada a un nido secundario, mucho mayor, situado en árboles frondosos y altos (10-12 metros) o estructuras humanas. En otoño, la colonia produce machos y nuevas reinas que se aparean y que luego buscan refugio para pasar el invierno, mientras que el resto de la colonia muere con el frío. De este modo, solo las reinas supervivientes reinician el ciclo reproductivo la primavera siguiente, y cada vez hay más.

Metodología

El análisis utiliza la cartografía del Ministerio para la Transición Ecológica, que representa la presencia confirmada de nidos de avispa asiática en celdas de 10 × 10 km (100 km²). Para identificar los municipios afectados, se cruzaron esas celdas con los límites municipales: se consideran afectados aquellos que intersectan con al menos una celda.

Dado que cada celda abarca una superficie amplia, la información debe entenderse como una estimación del área donde la especie está presente o en expansión, no como una detección directa en cada municipio. La superficie total afectada se calcula según el número de celdas ocupadas en cada periodo.

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