Más allá de aptitud física, ¿qué tiene un futbolista de élite para serlo?
Algunos deportistas suelen incluir en su perfil personal un tipo de comportamiento que hace más poderoso al equipo y más grande al fútbol como deporte de grupo


Llegar a ser un as del futbol es la aspiración de muchos jóvenes de casi todos los países del mundo que, animados por lo fácil que resulta conseguir un balón y una cancha de juego, y por el muchas veces compartido y acuciante interés y estímulo de sus padres, sueñan juntos con conseguirlo. Pero, de entre tantos aspirantes, son muy pocos los que llegan a convertirse en un Di Stéfano, un Pelé, un Beckenbauer, un Messi o un Lamine Yamal. Hace tiempo que, en estas mismas páginas, explicamos las características del cerebro de un buen futbolista y ahora se confirma con detalles y precisión que el éxito de los jugadores de élite va mucho más allá de sus capacidades físicas y atléticas. ¿Qué tiene, entonces, para serlo, un futbolista de élite?
La respuesta nos la proporciona una intensa colaboración entre investigadores daneses, ingleses, italianos, suecos, australianos y brasileños, utilizando técnicas de evaluación tradicionales complementadas con otras más modernas de inteligencia artificial. Su trabajo, publicado en la prestigiosa revista PNAS, ha permitido explorar las características cognitivas y de personalidad, es decir, el perfil mental y psicológico, de un importante número de futbolistas profesionales de los principales equipos de Brasil y Suecia.
Su hipótesis principal, basada en estudios previos, pero estadísticamente insuficientes, indica que las funciones ejecutivas son una importante clave del éxito de los jugadores. Esas funciones incluyen la capacidad de almacenar y procesar temporalmente la información, establecer objetivos y desarrollar el plan de acción adecuado adelantándose a las circunstancias, razonar, mantener la atención y controlar y regular impulsos y emociones inconvenientes, además, especialmente, de flexibilidad mental para adaptarse y cambiar de estrategias en situaciones nuevas o cambiantes.
Los investigadores estudiaron esas funciones en 204 jugadores de élite, incluyendo mujeres, y otros 124 como control de similar extracción social y educativa, a los que se les pasaron diferentes medidas y pruebas clásicas de personalidad, planificación y solución de problemas, memoria de trabajo y de otras diferentes funciones ejecutivas. Después, mediante aprendizaje computacional automático, con las medidas psicológicas obtenidas se ejecutó un análisis multivariante que permitió obtener el perfil psicológico ideal del jugador de élite. Finalmente, y basados en ese perfil individual, se pudieron predecir logros de los futbolistas, como número de goles, asistencias y dríblines exitosos en el juego.
Los resultados generales de las pruebas realizadas mostraron que los futbolistas de élite, comparados con sus controles, mostraron superiores capacidades cognitivas, es decir, altos niveles de función ejecutiva, de memoria, resolución de problemas y mejor planificación y toma de decisiones. Destacó, especialmente, su flexibilidad cognitiva, es decir, su capacidad para adaptarse y cambiar de estrategia cuando las nuevas o cambiantes situaciones lo requieren.
Los jugadores de élite se mostraron también extravertidos, cuidadosos y diligentes, amables y con deseo de hacer bien las cosas, teniendo en cuenta sus obligaciones con los demás jugadores, abiertos a la experiencia y con una reducida inestabilidad emocional, inseguridad y ansiedad, es decir, con un reducido neuroticismo. En el origen de esas múltiples capacidades siempre hay una intensa y necesaria colaboración entre la genética y la práctica, es decir, entre lo heredado y lo aprendido.
El modelo de perfil ideal del jugador de élite construido en esta investigación alcanzó un 97 % de precisión, lo que puede ayudar en la identificación y desarrollo de talentos para el más popular de los deportes. En ese perfil, llama especialmente la atención el interés por incluir las características psicológicas y de madurez de los jugadores, como el compañerismo y las que se muestran en el terreno de juego e influyen en los resultados de la competición.
Asistir, por ejemplo, a un compañero bien situado en la jugada en vez de intentar marcar y llevarse la gloria uno mismo parece una generosidad que no todos los jugadores están dispuestos a conceder. Los de élite suelen incluir en su perfil personal ese tipo de comportamiento que hace más poderoso al equipo y más grande al fútbol como deporte de grupo.
Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, cómo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sueño, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, serán analizados en la convicción de que saber cómo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las demás personas.
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