31 Minutos: “Han pasado 23 años y pareciera que no hay límites”
La banda de títeres consigue una hazaña en tiempos de cámara rápida: perdurar y unir generaciones


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Muy buen jueves, queridos lectores:
Es probable que hayan visto o, al menos, escuchado que la banda chilena de títeres 31 Minutos estuvo en el Tiny Desk, la serie de populares conciertos que se graban en la redacción de la radio pública estadounidense, NPR, en Washington. Han pasado tres días desde que subieron el vídeo a Youtube y ya roza los seis millones de espectadores. Como referencia, el de Bad Bunny, colgado en internet hace seis meses, acumula 16 millones. “Ya han pasado 23 años y pareciera que no tiene límites. Seguimos encontrando nuevos espacios, seguimos en gira, haciendo películas”, le contó Álvaro Díaz, uno de los creadores, a EL PAÍS. “Nos siguen presentando proyectos que nos obligan a seguir siendo originales y auténticos”, agregó sobre la banda que se estrenó en Chile en 2003 en el canal público, TVN, y alcanzó una gran fama entre el público infantil, que hoy es adulto, y ahora escucha las canciones con sus hijos.
Además del torrente de creatividad en la puesta en escena y las sendas dosis de talento que tiene el grupo, me gustaría destacar esta hazaña en la logra unir a distintas generaciones. De perdurar y reinventarse sin perder la esencia. En estos tiempos que parecen ir en cámara rápida, al menos a mi me cuesta digerir e identificar lo que están consumiendo las nuevas generaciones antes de que pasen de moda. Por eso el que 31 Minutos logre conquistar a las diversas audiencias con letras de canciones cargadas de humor y mensajes educativos durante más de dos décadas los vuelve una suerte de especie en peligro de extinción. Y no solo en Chile, sino a nivel latinoamericano, con un fuerte arrastre en México. Han habido otros espacios y equipos ingeniosos que no sobrevivieron a la lógica actual y otros a los que nunca se les abrió la puerta del mundo del entretenimiento.

Jani Dueñas, voz del personaje Patana, contaba en una entrevista con Fabrizio Copano, que tras grabar el show en el Tiny Desk los artistas deben firmar el repertorio que cantaron, el que queda expuesto en uno de los pasillos de NPR. Relataba que puso su nombre y escribió “Chile”. Entre risas se preguntaba por qué había agregado el país, pero creo que el orgullo de todos los que celebraron el triunfo de la banda en sus redes sociales es la respuesta. Las decenas de miles de comentarios en el vídeo están plagados de agradecimientos y alusiones a la “nostalgia”, esa tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida. Lo bueno es que en este caso no está perdida. Hay niños que siguen descubriendo canciones como Mi muñeca me habló, Baila sin César o Equilibrio espiritual y ahora la cantan con sus padres.
Los invito a leer algunas de las mejores crónicas, reportajes, entrevistas y columnas que hemos publicado en la última semana en EL PAÍS desde la redacción de Santiago de Chile.
- Mi compañera Maolis Castro entrevistó al ministro de Energía, Diego Pardow, que anunció que antes de que concluya el Gobierno de Gabriel Boric se ajustarán a la baja los objetivos de producción de hidrógeno verde en Chile debido al enfriamiento de la demanda internacional: “Tendremos que hacer un chequeo de realidad”. También le reveló que en diciembre presentarán ante el Congreso el proyecto de ley para adelantar la descarbonización al 2035, anunciado por el presidente en su cuenta presidencial de junio.
- Me gustó mucho el perfil de Lautaro Carmona, escrito por Ana María Sanhueza. El presidente del Partido Comunista de Chile es el protagonista incómodo de la campaña de la candidata del bloque de la centroizquierda más la Democracia Cristiana, Jeannette Jara. Sus decisiones e intervenciones han complicado más de una vez a la aspirante a llegar a La Moneda.
- Esta semana me tocó contar cómo va el proceso para obtener la nacionalidad española a los hijos y nietos de exiliados, cuando faltan dos semanas para que se culmine el plazo de postulación. Casi 45.000 descendientes de españoles han solicitado la nacionalidad en Chile y más de 600.000 en Argentina.
- Otra entrevista que les recomiendo mucho es la que Pablo Marín le hizo al cantante del legendario grupo Electrodomésticos: Carlos Cabezas. Habló sobre lo que representó hacer música en la dictadura y de cómo el síndrome del impostor le duró un buen tiempo a la banda. También quiso abordar la desconfianza que existe actualmente en el ámbito político chileno: “Está muy chillón, muy violento; hay mucho fake”.
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