Punta Peuco, el controvertido penal para violadores de los derechos humanos que Boric reconvertirá en una cárcel común
El recinto alberga a más de 130 exuniformados, que promedian los 80 años, que fueron parte de la policía secreta de Pinochet


Uno de los principales anuncios que el presidente de Chile, Gabriel Boric, entregó en su última Cuenta Pública de este domingo en el Congreso Nacional, y en la parte final de su discurso, fue la transformación de la cárcel especial de Punta Peuco, donde cumplen condena más de 130 exuniformados sentenciados por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), en un penal común.
El mandatario recordó que fue en 1995 —durante la Administración del democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000)— que se autorizó la construcción de la cárcel. “Era otro Chile y desde mi punto de vista no existe justificación para ese privilegio”, dijo. Luego informó que instruyó al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, que lidera el abogado Jaime Gajardo, modificar el decreto que creó ese establecimiento, “abandonando su condición de especial y transformándolo en un penal común que permita segregar a personas según los requerimientos de Gendarmería. No solo es una medida de justicia, es también una necesidad de gestión para nuestro sistema penitenciario”.
La cárcel está ubicada en la comuna de Til Til, a 44 kilómetros de Santiago y la mayoría de los reclusos —el 80% de ellos supera los 80 años— fueron agentes de inteligencia y de seguridad de la dictadura que pertenecieron a la DINA y la CNI, la policía secreta de Pinochet. Ambos organismos son responsables de ejecuciones, desapariciones y torturas, entre otros crímenes de lesa humanidad.
Desde su construcción que Punta Peuco fue un penal incómodo para sectores de las izquierdas, que consideraban un privilegio que los exuniformados estuvieran privados de libertad en una cárcel con un régimen especial, es decir, con reclusos involucrados en crímenes de lesa humanidad sin que se mezclaran con presos por delitos comunes. Cuando el democristiano Frei Ruiz-Tagle impulsó su creación, su entonces ministro de Obras Públicas, Ricardo Lagos, se negó a firmar el decreto que permitía la construcción. En el 2000, Lagos se convirtió en el primer presidente socialista después de Salvador Allende.
Otro episodio que refleja las controversias en torno a Punta Peuco ocurrió en marzo de 2018, cuando la expresidenta socialista Michelle Bachelet (2006-2010, 2014-2018) ordenó el cierre de la cárcel. Lo hizo al terminar su segundo Gobierno. Sin embargo, su ministro de Justicia, Jaime Campos, se negó a hacerlo pues, según ha dicho, “habría implicado una transgresión a la Constitución”.
En 2023, durante la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, el penal volvió a estar en la controversia, cuando parlamentarios del oficialismo empujaron una ofensiva para que Punta Peuco fuera reacondicionado como centro de detención de reclusas embarazadas o con hijos pequeños. Su propuesta era que los exuniformados fueran trasladados a Colina 1, un penal para delitos comunes donde también cumplen condenas más de 100 exagentes luego que Punta Peuco superara su capacidad.
La reconversión del penal ha sido criticada por la oposición, que considera que el presidente Boric ha hecho un gesto hacia su sector político. Según el presidente del Senado, Manuel José Ossandón, de Renovación Nacional, de la derecha tradicional, la medida “más que un acto de justicia, parece un acto de venganza. Yo creo que eso no ayuda en nada, porque estamos hablando de puros reos que son sobre 80 años, un tema que pasó hace 50 años, y lo que va a causar es más polémica y más violencia interna en la discusión”.
La Administración de izquierdas solo ha propuesto que se transforme en una cárcel común, pero no ha podido cerrarlo, pues Chile, que vive una crisis de seguridad, también tiene sobrepoblación penal.
En 2013, en su primera Administración el presidente Sebastián Piñera (2010-2014, 2018-2022), de la derecha tradicional, ordenó sorpresivamente el cierre del penal Cordillera, que era otra cárcel en la que cumplían penas exuniformados involucrados en violaciones a los derechos humanos: tenían un patio con jardín y mesas de terraza.
Al respecto, Boric recordó: “Tal como hiciera el presidente Piñera al cerrar el penal Cordillera, hoy estamos poniendo fin a Punta Peuco como se le ha conocido”.
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