Ir al contenido
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Nivel de vida y bienestar: veinte años de diferencias en Chile

Para buena parte de las personas, mejorar el nivel de vida pasa por sus propias manos

Una familia anda en bicicleta al atardecer en Santiago, Chile, en febrero de 2025.

La última encuesta CEP 93 (marzo-abril 2025), entrega datos sobre qué aspectos chilenos y chilenas creen más significativos para mejorar su nivel de vida. La pregunta fue originalmente formulada hace dos décadas, y ahora reiterada. Los resultados comparados presentan desafíos al bienestar, en cuanto aumenta la brecha entre lo actual y lo esperado. En veinte años, el ingreso per cápita nominal en Chile se triplicó, lo que impactó en las expectativas personales. Cabe entonces preguntarse si el progreso en las condiciones materiales va acompañado de un bienestar general.

La alternativa con más menciones, tanto antes como ahora, es la vivienda o departamento propio. No se trata solo de un lugar para vivir, sino de un lugar seguro, indisputable, en el que podemos fundar un presente para nosotros y un futuro para nuestros hijos. Es una proyección de bienestar, no solo una cuestión material. Esta mención no ha cambiado su significado en el tiempo.

Le siguen las opciones comprar más o mejores alimentos, tener una casa en un lugar de descanso, cambiarse a un mejor barrio, salir de vacaciones todos los años y cambiarse a una casa o departamento mejor. Si leemos con atención, no se trata de bienes básicos, sino de más y mejores bienes. Experiencias como el acceso a alimentos exclusivos, comer en restaurantes (alternativa que se duplicó de 2% a 5%) o tomar vacaciones en el extranjero (6% a 11%), junto con hacerse más conocidas para todos, se convierten en una aspiración que antes no se consideraba entre los medios posibles de reconocimiento. La información a través de redes sociales ha contribuido intensamente a la aspiración por nuevos bienes y servicios, y la expansión de alternativas de crédito las han hecho factibles, aunque sea con las consecuencias negativas del endeudamiento excesivo.

Lograr las nuevas aspiraciones por medios crediticios o luego de trabajar intensamente, realizar horas extras, a veces en situaciones de riesgo y estrés, se asocian a sensaciones de agobio y cansancio que llevan a los chilenos a consultar a especialistas y al uso de medicamentos por problemas emocionales y de salud mental. Esto afecta el bienestar general. Un estudio de la OCDE (2022) afirmó que Chile en 2015 registraba un uso de 46,5 dosis de antidepresivos por cada mil habitantes; en 2022 ese número había crecido a 94,3 dosis. Según un estudio de PUC y AChS (2025), un 13% de la población urbana del país fue recetada en 2024 con medicamentos para atender la salud mental.

La necesidad de descansar —salir de vacaciones todos los años, 27%— aparece como una señal de la sobrecarga laboral experimentada por las personas. Este aumento de casi 10 puntos refleja mayores ingresos que hacen posible incorporar vacaciones regulares a las expectativas. Sin embargo, la flexibilidad laboral, junto con abrir oportunidades de aumento de salario por cumplimiento de metas, está también asociada a costos alternativos en el trabajo y la vida personal que se hacen difíciles de manejar y que, finalmente, reducen la sensación de bienestar.

El aumento del número de personas que escoge la alternativa tomar vacaciones en el extranjero puede leerse como una síntesis del proceso en el que los chilenos están inmersos: trabajar y acceder a crédito para poder descansar fuera del país. La multiplicación de alternativas para viajar y la aspiración de ser parte del grupo de personas que ha viajado, han transformado el viaje en una suerte de indicador de movilidad social que permite incluir, aunque sea a altos costos, a poblaciones que hace veinte años no imaginaban viable cruzar la frontera.

La mayoría de las alternativas son alcanzables a través de adquisiciones privadas. De ello deriva que, para buena parte de las personas, mejorar el nivel de vida pasa por sus propias manos. Algo similar acontece con la mención del trabajo responsable como lo más importante para lograr éxito económico, la que sube de 32% a 40% (de un total de 200%) entre diciembre de 2019 y la reciente medición de marzo-abril 2025; y con la iniciativa personal, que sigue estando dentro de las tres alternativas más mencionadas (26% en diciembre 2019 y 24% en 2025).

Sin embargo, para que las personas puedan tener la posibilidad de trabajar y alcanzar sus metas materiales con el fruto de su trabajo, son necesarias condiciones que los mismos entrevistados atribuyen a responsabilidades del Estado. La educación es la principal. Esta sigue siendo identificada como lo más importante para el éxito económico, con un 45%. Asimismo, ante la pregunta de qué es lo más importante para que la sociedad chilena mejore, un 21% de los encuestados cree que la solución está en un Estado más eficiente, un 18% en que el gobierno haga mejores políticas públicas y la misma cantidad en que el Congreso haga buenas leyes. Es decir, un 57% pone la solución en el sector público y solo un 18% declara que lo que cambiaría las cosas es que cada uno haga bien su trabajo.

Vemos que, para los chilenos, la posibilidad de alcanzar sus aspiraciones se ve condicionada, por una parte, por trabajos muchas veces extenuantes y endeudamiento excesivo, lo que trae consecuencias para su salud mental; y por otra, por la capacidad del Estado para asegurar condiciones institucionales que permitan mejorar el nivel de vida. Ello implica que, por más indiferencia respecto del sistema político que exista, la labor del Estado se sigue experimentando como condición de posibilidad para la obtención de nuestros fines.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_