La Valencia de la alcaldesa Rita Barberá
La regidora de la tercera capital de España fió el desarrollo de la capital a los grandes eventos

Hubo un tiempo, no hace tanto, en el que el Partido Popular se refería a ella como la alcaldesa de España por sus repetidas victorias electorales. Imbatible en las urnas durante dos décadas, Rita Barberá Nolla tomó la vara de mando en 1991 y, tras una primera etapa en la que gestionó los proyectos heredados de su predecesor el socialista Ricard Pérez Casado, se subió convencida a la ola de los grandes eventos y fió a ellos el desarrollo de la tercera capital de España.
Recién llegada al cargo, la crisis económica de los 90 no le permitió grandes alardes en su gestión pero pasado aquel mal trago, se encontró con una de las etapas de bonanza económica más largas de las conocidas en el país. Sus detractores critican a Barberá por emborronar parte del legado de su predecesor socialista -convertir Valencia en referente de las dos orillas del Mediterráneo-.
La política se encontró con proyectos del anterior Gobierno local que hoy son icónicos en Valencia y se adueñó de ellos: el Jardin del Turia, un gran parque verde, que recorre de este a oeste la ciudad, el Palau de la Música, el primer gran auditorio de la capital, el Paseo Marítimo, o la Ciudad de las Ciencias de Santiago Calatrava.
La regidora ambicionaba la transformación que la Expo'92 y los Juegos Olímpicos habían supuesto para Sevilla y Barcelona. Quería lo mismo para Valencia pero no lo consiguió bajo gobiernos del PSOE ni, curiosamente, con los de su propio partido, el PP.
Su gran triunfo fue convertir Valencia en la sede de la 32º Copa del América, una de las competiciones náuticas más célebres del mundo, con millones de seguidores. “Valencia será el referente turístico del Mediterráneo si acoge la Copa”, aventuró 13 días antes de que Valencia se alzase como capital ganadora. “Es mi mayor logro”, confesó. En la cabeza de la regidora tomaba forma una ciudad con un modelo turístico parecido al de Mónaco. La celebración de un Gran Premio de F-1 en la capital fue su otro gran empeño que se diluyó.
Luego estalló la burbuja inmobiliaria y la crisis... Dos proyectos emblemáticos se alzan como símbolo del agotamiento político de Barberá y su gobierno. Las obras del nuevo campo de fútbol de Valencia C.F, un empeño personal de la alcaldesa, paralizadas en 2009 por los apuros económicos del club. Y la dársena del puerto de Valencia o Marina Real, un proyecto ambicioso, que costó mucho dinero y que permaneció sin uso desde que concluyeron las competiciones de la Copa del América.
Barberá intentó que la Marina de Valencia fuera subsede olímpica de vela cuando el Madrid de Alberto Ruíz Gallardón se presentó candidata a organizar los Juegos Olímpicos. Pero ese sueño, largamente acariciado por la alcaldesa de España, no se cumplió.
Joan Ribó, político de Compromís y ahora alcalde de Valencia, la sucedió en el cargo. De ella dijo en 2015, en plena contienda electoral: "Ha convertido Valencia en una ciudad para ver y visitar pero desde luego no para vivir". "Lo que no está de acuerdo con los planteamientos del PP en la ciudad, es anatemizado", denunció.
Otro de sus rivales políticos, el socialista Joan Calabuig, daba por agotado el proyecto político de Barberá: "Hay una crisis económica importante por el crecimiento del paro, el cierre de comercios y la pérdida de inversiones de la ciudad. Todo junto ha creado una situación de decadencia que la ciudad no se merece. El PP no se está dando cuenta de lo que está pasando", diagnosticó.
La lista de críticas de sus adversarios políticos es larga pero lo cierto es que nadie discute que la senadora gozó durante años de una popularidad sin precedentes y del afecto de muchos fieles. Para su partido, el PP, fue un activo electoral de primera orden hasta que cayó en desgracia.
Pocos discuten que Barberá ha sido un personaje determinante para la ciudad, aunque no estuvieran de acuerdo con ella. El Ayuntamiento de Valencia ha celebrado este mediodía un pleno extraordinario para mostrar sus condolencias a la familia por el fallecimiento de la regidora que más años permaneció en el cargo. Casi un cuarto de siglo.
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