Es país para viejos
El público del mitin del PSC está formado por personas que vivieron episodios conclusos, como el alunizaje, la muerte de Nasser o las pensiones
Pavelló Sant Ildefons, Cornellà. Miting del PSC. Habitáculo lleno. El público está formado por personas que vivieron episodios históricos conclusos, como el alunizaje, la muerte de Nasser, las pensiones. Ambiente frío, incluso para Montilla, presente en la sala. Empieza la cosa. Los starring y los also starring se abrazan en el escenario, mientras suena esa música que cuela el PS en sus mítines. Como los himnos de todos países y conceptos difíciles de definir sin reír o llorar, carece de letra. Aún así, Antonio Balmón, alcalde del topos, inicia su parlamento con una arriesgada autodefinición: "No somos un experimento de unos universitarios, financiado por Venezuela, ni un partido pagado por el mundo de los negocios". Yeah.
El miting del partido cuyo gran ideólogo histórico está en Gas Natural, y cuyo último presi de Gobierno reformó la Consti para priorizar pagos a entidades financieras -se dice rápido; se dice poco-, prosigue. Habla Iceta. Sin duda, la intervención más digna. No dice nada. A través de las posibilidades de la stand comedy, dibuja un PS como solución a la crisis, y PP y un C's como continuación de las políticas de austeridad, ese mandato constitucional. C's es, por cierto esa cosa que ha pactado con PSOE en Andalucia, y con PP en Madrid, dos de los tres grandes polos de corrupción estructural local -si no estuvieran muertos, ya solo le falta pactar con Gil, Andreotti y CiU para establecer un récord deontológico planetario-. Sale Susana Díaz. Utiliza ese tono PSOE de los 80's, mezcla de Ábrete Sésamo y de Keynes cuando imitaba a Chiquito en un fiestorro de los Bloomsbury. La tasa de paro en Andalucía o el caso ERE evitarían, en una democracia normal, que esa mujer se le pagara un billete para ir a donde sea a hablar de política. O, incluso, del tiempo. Finaliza el acto Chacón. A estas alturas el público ha encontrado la Star Gate que comunica este PS con sus glory days, de manera que los aplausos interrumpen, épicamente, el discurso de aquella ministra que echó fuera a la BBC cuando, en una entrevista, se le preguntó sobre la crisis que supondría el fin de la burbuja, de aquella ministra que, cuando explotó la burbuja, su primera medida fue agilizar los desahucios.
Hace años que me cuesta pensar o escribir sobre lo que dicen los políticos sin traer a colación categorías éticas. Quizás, en este largo fin del Régimen, sólo deberíamos hablar de ello. Los políticos, por lo que escucho, no lo harán.
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