Tapas de cocineros con estrella Michelin, a tres euros en Cibeles

“Pues ya sólo le queda venir a Diverxo”, le espetó ayer David Múñoz a Manuela Carmena, después de que la alcaldesa de Madrid compartiera con el cocinero sus ganas de conocerle y lo bien que le habían hablado de él. “Es que es muy caro”, le respondió la regidora en esta conversación informal en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento y, desde ayer hasta el domingo, del evento gastronómico Mercado de Sabores. Carmena siempre paga de su bolsillo hasta las invitaciones, y aunque Diverxo no está representado en la cita —Muñoz estaba allí para “promover la brutal movida gastronómica madrileña actual”—, podrá disfrutar como otros 20.000 madrileños (el aforo de un millar de personas no da para más, según los organizadores, pero ayer ya había colas en la puerta) de 20 tapas, una por caseta, de algunos de los principales restaurantes madrileños.

El planteamiento es sencillo: tres euros por tapa, uno por caña (patrocina Mahou). El germen de la iniciativa fue la antigua feria de la tapa, en el antiguo Palacio de Deportes, que el año pasado mudó de piel y se sofisticó en una propuesta más refinada pero asequible.

De mediodía a cuatro y media de la tarde y de ocho a medianoche, hay desde callos a la madrileña-coreana (del Chuka Ramen Bar) a arroz con torreznitos de Soria (del Yakitoro de Alberto Chicote). También tienen caseta en esta feria Paco Roncero (Estado Puro), Nino Redruello (Tatel) o María Marté (Allard Experience). A la hora del aperitivo (de dos a tres de la tarde), cuatro cocineros con estrella Michelin (Pepe Solla, Miguel Ángel de la Cruz, Fernando del Cerro y Jesús Sánchez) enseñan a preparar tapas con conservas de pescado, setas, verduras y anchoas.

El único condicionante a la hora de inventarse una tapa para el evento era la imposibilidad de meter una parrilla en el palacio de Cibeles. Cocinar allí no se puede, hay que traerlo hecho o usar otros métodos. Ganar dinero, tampoco van a ganar mucho los restaurantes a tres euros la tapa, pero, según los organizadores, están allí por prestigio y para darse a conocer entre un público con menos cultura culinaria. “Cualquiera puede permitirse tomar algo en un restaurante con estrella Michelin o en sitios muy potentes por su carácter innovador”, explicaba Eduardo Díaz, portavoz de la cita.