El PP admite que traer Ikea a Alicante causará desequilibrios en la ciudad

El proyecto privado asumido por el Consell para urbanizar 2,4 millones de metros cuadrados del extrarradio de Alicante, donde se ubicará una tienda de Ikea y el tercer mayor centro comercial de España, “puede provocar desequilibrios urbanísticos, territoriales y comerciales, teniendo consecuencias sobre el sistema urbano tradicional y el tráfico rodado”.

Son las palabras del alcalde alicantino, Miguel Valor, tras su salida de la reunión que mantuvieron ayer varios ediles y las asociaciones más significativas del comercio alicantino para coincidir en las alegaciones que se presentarán a la iniciativa.

Tanto unos como otros no se oponen a la multinacional sueca, pero sí a los 135.000 metros cuadrados de centro comercial anexos. En el temor de los comerciantes está lo ocurrido en Murcia con la llegada de un plan similar (también con Ikea) que ha descalabrado el comercio de la ciudad y, por tanto, ha afectado al modo de vivir de la capital murciana. Desde la Concejalía de Comercio se ha propuesto que el suelo comercial acoja una actividad complementaria al tejido comercial ya existente, nunca sustitutiva.

Sobre la mesa también se puso la posibilidad de limitar el suelo comercial de esta Actuación Territorial Estratégica, una figura que el Consell está usando esta legislatura con proyectos que históricamente han encontrado trabas municipales para su aprobación. De hecho, la oposición municipal considera el proyecto el segundo intento de reurbanización del barrio de Rabassa. El primero, un plan casi calcado, está siendo investigado por la Justicia junto a uno de sus principales promotores, Enrique Ortiz, impulsor del nuevo proyecto.

La reunión no ha servido para calmar a los comerciantes. Estos incidieron en que la propuesta de Ortiz, Bankia y La Caixa solo habla de los empleos que traerá el proyecto (9.000) y no el que destruirá en Alicante y su área metropolitana.