Las AMPAS rechazan la revisión médica de alumnos vulnerables

La decisión del Departamento de Enseñanza de solicitar un informe pediátrico a los 7.000 menores que el próximo curso comenzarán P3 en los colegios de alta complejidad —como se denomina a los centros que están ubicados en entornos sociales desfavorecidos— no ha sentado bien dentro de la federación que agrupa las AMPAS catalanas, FAPAC. La entidad considera que la medida es estigmatizadora. Desde la Generalitat defienden que permite la identificación temprana de problemas cognitivos y la lucha contra la desigualdad.

El departamento que preside Irene Rigau explicó el pasado lunes que, en el momento de la matrícula en estos centros, los padres deben presentar un informe de un pediatra donde se describan “los factores biológicos de riesgo, el desarrollo psicomotor y los déficits visuales y auditivos”. Las revisiones se harán a través del Departamento de Salud y la Sociedad Catalana de Pediatría. “Se trata de un paso más en la prevención de los trastornos del aprendizaje”, justificó Rigau.

El presidente de la FAPAC, Àlex Castillo, calificó de “clasista y discriminatoria” la medida y cree que estigmatiza aún más al colectivo más vulnerable. La federación considera que lo que se necesita para lograr compensar las desigualdades en estos centros es reducir las ratios de alumnos y dotarlos de más recursos. Desde los sindicatos también ven con recelo el anuncio, aunque por ejemplo en USTEC creen que puede ser un buen instrumento para luchar contra la desigualdad.

PSC, Iniciativa y CUP pidieron ayer a Rigau que rectifique. En la lucha contra la malnutrición ya existe un protocolo que establece que si los educadores detectan casos y lo han de comunicar a los servicios sociales.