Un adiós con marca Vallcorba

“Me llamó y me dijo que tenía que hablar conmigo de la música de su funeral, que tenía poco tiempo por delante. Y así fue, decidió qué música debía escucharse, el momento y hasta las pausas.” Josep Pons, director musical del Liceo y amigo del editor Jaume Vallcorba, cuyo funeral se celebró ayer en la iglesia de Sant Just i Pastor de Barcelona, explicaba el empeño del fundador de Quaderns Crema y Acantilado de que todo estuviera perfectamente diseñado en su funeral. Eso ocurrió poco después de que le diagnosticaran un tumor cerebral, hace poco más de tres meses.

Vallcorba no quería que nada quedara al azar. Y que la música — fragmentos de una cantata de Bach, de la sinfonía número 8 de Gustav Mahler y del Réquiem de Gabriel Fauré, además de otros cantos del rito de la misa interpretados por un coro también conformado para la ocasión — acompañara a los que le iban a decir adiós.

Con su estilo, el de alguien que siempre quería “las cosas bien hechas, bien acabadas”, como resumió su viuda, Sandra Ollo, en unas breves palabras al término de la completa ceremonia religiosa en una iglesia, la de Sant Just i Pastor, también elegida por su armoniosidad. Un templo que se quedó pequeño para acoger a amigos, escritores y editores: Sergi Pàmies, Quim Monzó, Enrique Vila-Matas, Francisco Rico, Rafael Argullol, Francesc Serés, Javier Pérez Andújar, entre otros. Editores como Ernest Folch, Jorge Herralde, Pere Vicens, y Jacobo Siruela; y conocidos que compartieron con Vallcorba algún momento de su vida. El consejero de Cultura Ferran Mascarell, destaba, al finalizar la ceremonia, la “magnifica tarea del editor”.

Una tarea al frente de los dos sellos editoriales que pasarán a ser dirigidos por su viuda, Sandra Ollo, que trabajaba desde hace diez años con Vallcorba. “Los primeros ocho en edición y los dos últimos en la gestión. Seguiremos trabajándo como él lo hacía”, explicaba al pie de las escalinatas de la iglesia, en una plaza abarrotada de amigos y conocidos que se acercaban a saludarla al término de la ceremonia que concluyó con unas palabras de ella: “A Jaume le gustaba mucho la vida y en los últimos días, como el colofón de su vida, decía muy a menudo estas palabras: “Viva la vita, la alegría, la felicità”.