La gestación de un desempleo
Una mujer, despedida tras su segunda baja maternal, denuncia “acoso” La empresa también la echó durante su primer embarazo pero luego aceptó readmitirla
Mercedes M. no tiene la mínima duda de que la maternidad le ha costado el empleo en la empresa de telecomunicaciones de Santiago ADM. Y ha sido varias veces. La despidieron embarazada de su primer hijo y, después de que una sentencia obligase a la firma a readmitirla, la han echado a la calle al volver de la baja maternal de su segundo hijo.
Su periplo hacia el desempleo comenzó a gestarse al mismo tiempo que su primera hija. “Me contrataron como dependienta en la oficina de General Pardiñas de Santiago y a los cuatro meses me renovaron por un año, pero no trabajaba realmente de dependienta, sino que me trasladaban constantemente a otras oficinas para cubrir vacaciones del personal”. En cuanto se quedó embarazada reclamó los horarios y los traslados con antelación. “Necesitaba organizarme; tenía revisiones con la matrona”, explica una decisión que asegura que le costó la primera pérdida del puesto, seguida de una readmisión en la antesala del juzgado. “Ni siquiera tuvieron que despedirme; me dijeron que no volviera más, que se me acababa el contrato”. Denunció. En el acto de conciliación, la empresa accedió a readmitirla. “Y comenzó el acoso”, afirma. Un trato que la CIG define como “el más rancio machismo, en una empresa dedicada a las nuevas tecnologías, de un empresario que no concibe que se puede compatibilizar maternidad y empleo”.
Tras el acuerdo en el SMAC, el empresario la envió a la central de la firma, en Santiago, en donde se quedó el resto del embarazo. La reconvirtió en vendedora de productos informáticos para coches. A los pocos meses le cambió —“solo a mí”, subraya— la habitual jornada de lunes a viernes: se la estiró hasta el sábado “justificando que era necesario atender al público”. Y le suprimió el acceso a Internet y al taller: “No podía darle a los clientes las piezas que iban a buscar ni mi correo electrónico”. Presentó una demanda y la juez obligó a la empresa a que le aplicara el horario habitual.
Tras el parto y la baja Mercedes regresó y pidió la reducción de jornada. Comprobó entonces el comienzo de “una clara estrategia de la empresa para cerrar la oficina: despidieron al compañero que iba por las tardes y después comenzaron a decir que bajaban las ventas". Ella volvió a quedarse embarazada y no tenía “ni una silla” para sentarse. Cuando la reclamó, junto con Internet, la empresa adujo que su cometido era de limpieza y atención al público. Volvió a denunciar. La Inspección de Trabajo le dio también la razón. Cuando regresó de su segunda baja maternal, fue para volver a la calle: “Me anunciaron que cerraban la oficina porque daba pérdidas”, algo que no discute ya que asegura que no habían cubierto su baja: “No quedaba nadie atendiendo al público”.
El jueves se manifestó ante la oficina con la CIG y dice que comprobó que siguen trabajando. Prepara una nueva demanda. Está convencida de que la readmitirán y que todo volverá a empezar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Discurso a la nación: Trump exagera sus logros económicos y se olvida de Venezuela
Vicky Colbert, socióloga: “Si los niños son diferentes, la escuela tiene que adaptarse a ellos, y no al revés”
‘Arancel’, la palabra del año para la FundéuRAE no habla solo de lengua, también de poder (y economía)
Claves de una cumbre que decide el futuro de Ucrania y Europa: ¿por qué es tan importante?
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”




























































