Yanquis hasta los tuétanos
La genética del quinteto de Austin abona las analogías con grandes nombres del rock USA, pero la contundencia de estos jóvenes está fuera de duda

Antes de que suene un solo acorde podemos intuir muchas cosas sobre The Wild Feathers. Recapitulemos: tres quintas partes de barbudos, dos camisas vaqueras, una camiseta de Jackson Browne, un cantante melenudo y otro con sobrero. Cuatro voces en perfecta alineación horizontal y un batería, al fondo, que convalida el gimnasio con sus braceos enérgicos. Conjunto vacío de guapos, al menos en términos icónicos: aquí no computa la fotogenia, sino la contundencia. Y estas Plumas Salvajes la practican de modo irreprochable, como se pudo comprobar anoche durante 80 minutos en una Sala Caracol entregada y abarrotadísima. Suenan inevitablemente a mucha gente de los años setenta, porque el bagaje es amplio, sólido y compartido. Pero no pretenden ser remedo de nadie. Ni siquiera de The Black Crowes, aunque pudieran llegar a confundirse.
Desentrañar las influencias de cada pieza abonaba anoche la tertulia melómana. La inaugural Hard wind apunta a Doobie Brothers y Backwoods a otra hermandad mítica, la de los Allman. If you don’t love me es una impecable balada que parece haberles susurrado al oído Tom Petty, al que luego honrarán con una versión de Listen to her heart’. Con Got it wrong entran ganas de montar en coche y asomar la cabeza por la ventanilla. El sencillo (The ceiling) apela a Darlington County (Springsteen), Happy again se confunde con Band of Horses y Alive es taaan americana que hasta nos trae a la memoria el debut de ¡Boston! Pero todo remite a una genética yanqui hasta los tuétanos: a la salida solo falta un enorme muffin de chocolate en el Starbucks de enfrente.
Lo mejor de la noche llega con la extensa, libre y salvaje How, cruce de Crazy Horse y The Band. Y el cierre es, precisamente una versión estupenda de The weight. A eso se le llama acabar con buen pie.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Estados Unidos ataca al Estado Islámico en Nigeria tras las amenazas de Trump por los asesinatos de cristianos
Se eleva a 10 el número de fallecidos al volcar un autobús en Veracruz
La Fiscalía de Ciudad de México confirma que el hombre asesinado en la Zona Rosa era El Panu, jefe de seguridad de Los Chapitos
Navitrans, una cena de navidad para personas LGBT+ en condición de calle y trabajadoras sexuales
Lo más visto
- Víctor Bermúdez, profesor de Filosofía: “Hemos perdido el control del proceso educativo, lo que damos en clase es en gran medida un simulacro”
- Zelenski confirma que cualquier pacto con Rusia deberá ser ratificado en referéndum
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- Los ‘whatsapps’ de Mazón a Feijóo del día de la dana: “Un puto desastre va a ser esto presi”
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación




























































