¿Para qué?

Dos son los objetivos esgrimidos para poner en marcha el nuevo copago farmacéutico. El primero, el recaudatorio y el de la contención del gasto, que supondrá a los presupuestos autonómicos una inyección de entre 16 y 20 millones adicionales, cantidades poco relevantes para una sanidad que abarca un tercio del presupuesto del Gobierno vasco. Rafael Gracia, presidente de la Sociedad vasca de Medicina Familiar y Comunitaria Osatzen, explica que, con otras medidas se puede lograr ese dinero y ejemplifica: “A los pocos meses de implantar la medida de los medicamentos genéricos se ahorraron siete millones”.

El objetivo es la necesidad de un uso racional del medicamento, algo por lo que ha apostado el propio consejero de Salud, Jon Darpón, indicando que es necesario “desmedicalizar” a la población. Gracia también defiende que el sistema sanitario está “hiperbasado en los medicamentos”. Los profesionales sanitarios coinciden en que el copago no es la vía para dar ese paso. La razón no es otra que “deja en manos del paciente qué medicamento toma y cuál no”, señala Gracia. La forma más eficaz “pasa más por fortalecer la relación entre el médico y el paciente que por hacer más caras las medicinas”, resume.