Dos toneladas de pólvora, colofón de las fiestas de Alcoi

Dos mil kilos de pólvora se consumen el día del Alardo o de la Batalla en las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoi. Los ejércitos de la Cruz esperan la aparición de San Jorge sobre las almenas del castillo, en la noche de este martes, para doblegar a las huestes de la Media Luna.

Siguiendo el guión de la historia y, por ende, de la tradición de las fiestas de Moros y Cristianos de esta ciudad, el primer combate ha concluido esta mañana en las calles de este municipio con la derrota de los caballeros de la Cruz, que han sido doblegados por las diversas facciones que integran el bando musulmán.

La pólvora de Berberiscos, Abencerrajes, Benimerines y Mudéjares, entre otras filaes, se ha impuesto -a golpe de sonido- a la empleada por los cristianos, que se han visto obligados a abandonar la fortaleza para no ser derrotados definitivamente.

Entre humo, ruido y algún que otro aperitivo, las esperanzas de mantener el castillo de Alcoi por parte de los cristianos se ha desvanecido, como ocurre todos los años, tras varias horas de lucha.

La primera batalla de arcabucería ha transcurrido "sin incidencias" relacionadas con el disparo de la pólvora, según ha manifestado el concejal de Seguridad Ciudadana, Jordi Martínez.

A través de sus fiestas, los ciudadanos de este municipio alicantino reviven en forma de trilogía los hechos históricos acontecidos en 1276 cuando los guerreros de la Cruz y las tropas sarracenas, estas últimas lideradas por Al-Azraq, se disputaron la actual Alcoi.

Alrededor de mil kilos de pólvora han empleado por la mañana las 3.000 personas que hoy han participado en esta primera batalla, aunque se utilizarán otros tantos en la que ya se espera para esta tarde. Cruzados, Asturianos, Cides, Vascos, Navarros y Labradores, entre otras agrupaciones -conocidas como filaes-, se preparan para la reconquista del castillo alcoyano.

La aparición de Sant Jordi, prevista para las 21.30 horas, será decisiva,según marca la tradición, para que los cristianos obliguen al ejército de la Media Luna a rendirse. La figura del santo, encarnada siempre por un niño de la localidad, aparecerá sobre las almenas del castillo montado en un caballo blanco y con su lanza diezmará a los sarracenos.