Un testigo asegura que no sabía que la Ertzaintza le utilizase como fuente

La tercera jornada de la vista oral del caso Tellería, el supuesto espionaje a políticos y empresarios alaveses, entre otras personas, por el que están siendo juzgados el exdirigente del PNV Aitor Tellería y los ertzainas Carlos Lau y Jesús Acha, ha comenzado con la declaración por videoconferencia de Jesús María Zuloaga, periodista de La Razón. El nombre "Zulo" figura en una de las fichas encontradas en el ordenador de Tellería en 2010 sobre las que se cimenta la causa.

Zuloaga ha explicado que fue la Ertzaintza la que se dirigió a él para “intercambiar impresiones” sobre cuestiones en materia antiterrorista. “En absoluto he sido consciente de haber sido fuente” de la policía vasca, ha declarado, en la línea de lo que ya testificaron ayer otras personas que figuraban como informantes de los agentes encausados.

Después ha comparecido como testigo el responsable de la unidad disciplinaria de la Ertzaintza. Su grupo se encargó en 2010 de analizar si había vínculos entre las seis fichas encontradas en el ordenador de Tellería y la información almacenada en las bases de datos de la policía vasca.

El responsable de este análisis fue un agente que ya testificó ayer que en menos de 24 horas informó al juez instructor, Roberto Ramos, de que no había correlación entre las fichas y las bases de datos.

Este agente, uno de los responsables de la unidad disciplinaria, fue retirado del caso más adelante, después de que se conociera que fue el jefe de la Unidad de Investigación y Análisis (UIA) cuando supuestamente ocurrieron los hechos juzgados, en 2008, y, por tanto, jefe de los dos ertzainas acusados, destinados entonces en dicha unidad.

El testigo ha asegurado que no tenía de esta relación y que él asumió en julio de 2010 la investigación. Bajo su mandato, se envió a los encargados de la instrucción un nuevo informe en el que tampoco se veía correlación entre fichas y bases de datos. En ese momento “estaba de vacaciones”. Más adelante, un nuevo estudio desvelaría que términos recogidos en las fichas sí figuraban en las bases de datos de la Ertzaintza.