Urquijo ofrece a su plantilla más días libres si aceptan trabajar de jardineros

Que la situación económica y laboral está complicada no supone ninguna novedad, pero de ahí a evitar nuevas contrataciones de personal de mantenimiento y jardinería, tentando a la plantilla propia con días libres a cambio de aumentar su jornada de trabajo habitual debería de haber mucha distancia, sobre todo en el sector público. Los trabajadores dependientes de la Delegación del Gobierno, es decir, los funcionarios y contratados por la Administración del Estado —un largo centenar en Álava— han recibido un correo electrónico que ha dejado a muchos de ellos perplejos. Más de uno pensó que se trataba de uno de esos mail de pega que se extienden como virus por Internet. Lo único que les hizo dudar es que el mensaje llegó a sus buzones con el remite del departamento de Personal y figura firmado “EL SECRETARIO GENERAL” (así, en mayúsculas), aunque sin incluir el nombre de quien ocupa este cargo en la Delegación, Francisco José Pérez Espinosa, ni una rúbrica.

El correo, cuya recepción ha sido confirmada a EL PAÍS por siete funcionarios dependientes de la Delegación del Gobierno que trabajan en centros distantes entre sí, muestra que su máximo representante, Carlos Urquijo, está buscando “dos grupos de dos personas” que, después de su jornada laboral, se dediquen a la limpieza de los jardines y del aparcamiento de la sede de la institución en Vitoria. Su labor se centrará en eliminar las hojas caídas, segar la hierba y dejar toda la zona “en condiciones adecuadas”.

Los recortes han hecho

La sede de la Delegación del Gobierno se halla en la vitoriana calle de Fray Francisco, a escasos cien metros del Palacio de Ajuria Enea donde reside el lehendakari, Iñigo Urkullu, y frente al Museo de Bellas Artes y el Colegio de Abogados de Álava. Al tener numeroso arbolado a su alrededor, la zona interior del palacete ha quedado un tanto abandonada, llena de hojas secas y con el césped más descuidado de lo normal para su entorno urbanístico. Los recortes presupuestarios han hecho que la institución no disponga actualmente de fondos para seguir contratando a la empresa privada de jardinería que solía realizar esos trabajos de forma periódica.

Los recortes que afectan a la Delegación por los ajustes impuestos por el Gobierno de Mariano Rajoy van más allá. Sus empleados se quejan de que la calefacción ha sufrido un drástico recorte, hasta el punto de que numerosos funcionarios acuden a sus puestos con un pequeño calefactor de su propiedad para poder tener los pies calientes.Tanto convector funcionando a la vez causa en ocasiones cortes de luz, y con cada corte se ralentiza el ritmo de trabajo, se enfría la estancia, y vuelta a empezar, según señalan varios funcionarios.

“Los recortes presupuestarios se están notando una barbaridad”, se lamenta uno de los afectados. “No hay dinero para nada, para nada”, añade. A los empleados que decidan aceptar la oferta no se les remuneraría sino que se les compensaría con el disfrute de media docena de días libres, los conocidos como moscosos en el argot funcionarial. Existe una duda razonable sobre qué dictaminaría la Inspección de Trabajo en caso de que alguno de los funcionarios metidos a jardineros en sus horas libres sufriese un accidente laboral y qué establecería una eventual acta de inspección.

"Hay que fichar como trabajos con compensación"

El secretario general de la Delegación precisa en el escueto mensaje incluso el mecanismo para justificar el tiempo empleado en esas labores, aunque no explica el mínimo que tendrían que acreditar para tener como compensación los seis moscosos.Pérez Espinosa propone “fichar” con la clave “60-trabajos con compensación”.

Cada pareja de empleados se dedicaría a la limpieza inicialmente de la sede central de la Delegación —aunque los funcionarios se preguntan si acabarían trabajando también en otras sedes dependientes de la institución— por quincenas alternativas. Fuentes oficiales de la Delegación consultadas por este periódico consideraron ayer el asunto dentro de la normalidad de una iniciativa que aseguran que ha surgido entre los propios funcionarios. “No hay presupuesto suficiente y al final lo hacen entre ellos porque la zona ajardinada está estropeada. Es un ejercicio de realismo. Las cosas están como están y no hay ningún problema”, indicaron.