Un despropósito complica al Celta

Un auténtico despropósito le costó al Celta una derrota en Alicante de las que duelen porque le deja a cinco puntos del segundo puesto a la espera de acabar el partido pendiente con el Cartagena. Tropiezo que llega cuando se esperaba una prueba de carácter tras el desastre en Vigo. En vez de meter el partido en el horno, el Celta evolucionó gélido una hora. Mejoró después, pero concedió un gol patético en el que con dos jugadores, uno de cada equipo, tirados sobre el césped, los futbolistas de Herrera semejaron afectados por un gas paralizante. Esperaban que el Hércules tirara la pelota fuera y Míchel, un ex deportivista, la colocó en la red. Nada ilegal. Hace una semana en Balaídos se jugaron cinco minutos con un futbolista en el suelo.

El tanto premió al Hércules, que tampoco hizo alardes. Faltó largos minutos la aportación de Oubiña, que se marchó lesionado, y Álex López. Se esperó sin que llegará a De Lucas. Bermejo tuvo una y la mandó a las nubes. Aspas se cansó de tirar desmarques sin suministro. El Hércules flaqueó y el partido pareció virar. Conectaron Orellana y Aspas, que erró la opción más clara. Todo hasta que el equipo, con Álex López a la cabeza, por cercanía e inhibición ante el goleador, pecara de pardillo.