Jon Spencer conquista Santiago con su punk-blues

Hay conciertos en los que el público empieza a mirar el reloj a los diez minutos y hay otros, como el que ofrecieron en Santiago el grupo neoyorquino Jon Spencer Blues Explosion, donde después de una hora de concierto se tiene la sensación de que han pasado dos o incluso tres. La intensidad que alcanza esta banda en directo y el ritmo frenético que impone la sucesión de canciones de apenas tres minutos dejan al espectador con la sensación de que te ha pasado por encima una locomotora.

Jon Spencer y sus acompañantes, el guitarrista Judah Bauer y el batería Russell Simins, cumplieron las expectativas (casi agotaron las entradas) y desplegaron un catálogo musical con raíces en la mejor tradición del punk-rock, pero también actualizado con aportaciones propias. En algunos momentos pueden recordar a los Ramones y en otros a The Stooges, pero lo mejor de Jon Spencer es que no rinden pleitesía a ninguna vieja gloria. Lo suyo es rock & roll del siglo XXI y una de las claves sobre el escenario es su actitud. Tocan como si fuera a ser la última noche en que lo hacen y logran transmitir ese sensación.

Tras ver su actuación nadie diría que el grupo ha superado los veinte años de carrera musical, aunque han pasado por diversos avatares. Con una formación casi inverosímil (dos guitarras y batería) consiguen una serie de matices que muchos grupos nunca alcanzarán pese a contar con cuatro o cinco instrumentos. Después de escucharlos solo cabe exclamar aquello de larga vida al rock & roll.