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crítica literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Nacionalismo’, de Eric Storm: el mundo que dejan los Estados nación

El profesor holandés recorre los dos últimos siglos de evolución de las entidades nacionales, aupadas por intelectuales y artistas, que permiten comprender muchas de las realidades actuales

La historia es un muestrario de atrocidades, injusticias, atropellos y abusos de poder, pero también de pequeños pasos adelante en nuestra tormentosa senda civilizatoria. Un ejemplo de ello son los Estados nación, surgidos al calor de las revoluciones Francesa y Americana, a finales del siglo XVIII, que terminaron implantando el sufragio universal y el Estado del bienestar. Examinar su desarrollo nos permite comprender muchas de las realidades del mundo de hoy. Y ese es el principal mérito del libro Nacionalismo. Una historia mundial, del profesor holandés Eric Storm, que recorre sin desfallecer más de dos siglos de evolución de la entidad que llamamos Estado nación —nacionalismo se entiende aquí como el movimiento que propició su implantación—, muy diferente en sus orígenes al que conocemos hoy, y fruto de un trabajo de construcción en el que fueron esenciales los intelectuales y artistas.

Antes de su nacimiento, nos dice Storm, las fronteras no estaban tan definidas ni era tan claro el sentimiento de pertenencia a un país como hoy día. Fue el impulso revolucionario a favor de una soberanía nacional y leyes igualitarias fijadas en una constitución lo que dio nueva entidad a realidades territoriales más difusas, cuya consolidación ha estado sujeta a un proceso de avances y retrocesos considerables. Porque no fueron solo los ideales igualitarios, sino los avances militares, con nuevo armamento y la conscripción que se implantó enseguida, lo que permitió la consolidación de naciones como Estados, empresa más sencilla en las antiguas (Gran Bretaña, Francia, España y Portugal) que en las surgidas tras encarnizadas guerras u otro tipo de ocasión histórica. Dos cosas quedan claras en el prolijo relato del historiador holandés: la primera es que la creación de Estados nación no acabó con las guerras, y la segunda, que tampoco acabaron con todos los imperios. En algunos casos, Estados nación apenas creados en la segunda mitad del siglo XIX, como Alemania e Italia, se apresuraron a crearlos (a costa de África).

Storm pasa revista a los grandes acontecimientos mundiales desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días, tanto en Europa como en Asia, África y América, y nos recuerda los muchos esfuerzos que las clases ilustradas urbanas tuvieron que hacer para estimular en las masas, más bien indiferentes, el sentido de pertenencia a esta entidad soberana. Para ello se crearon disciplinas académicas, empezando por la Historia, herramienta esencial para construir el Estado nación. Y a esa labor se aplicaron los arquitectos, en busca de edificios que plasmaran su grandeza; los escritores, colaborando a fijar un idioma nacional estandarizado; los artistas ya claramente “nacionales”, y hasta la prensa, muy influyente gracias al aumento de la población alfabetizada.

En su afán de abarcar todos los sucesos más o menos significativos que han jalonado la etapa que analiza, además de los movimientos que han transitado por la esfera cultural mundial en ese periodo, Storm cae en simplificaciones y reiteraciones que lastran un poco su ambicioso relato. Pero su libro mantiene el interés al analizar con agudeza diversos episodios históricos como la invasión napoleónica de España y Portugal y su papel en la pérdida de sus respectivos imperios americanos, o al denunciar la duplicidad de las potencias reunidas en el Congreso de Viena (1814) que permitieron la creación de algunos nuevos Estados (Grecia o Bélgica), en detrimento de otros (Egipto). El libro de Storm nos recuerda cómo hemos llegado a donde estamos, con naciones Estado que no han perdido un ápice de su espíritu imperial como Rusia o China y, sobre todo, Estados Unidos, y cómo el futuro de nuestras naciones pende —cómo no mencionarlo— del futuro del planeta, amenazado por el cambio climático.

Nacionalismo. Una historia mundial 

Eric Storm 
Traducción de Iván Barbeitos
Crítica, 2025
688 páginas. 24,90 euros

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