Paris Photo: heridas, tensiones y nuevas miradas en una feria en constante reinvención
El Grand Palais se transforma en un espacio donde historia y vanguardia se encuentran, mostrando cómo el medio sigue en constante evolución y apertura hacia nuevas culturas y perspectivas


Como cada otoño, Paris Photo invita a repensar la mirada. Cada obra, cada proyecto expositivo y cada libro proponen entender la fotografía no como un objeto de consumo, sino como una forma de pensamiento visual en perpetua transformación. Fiel a ese impulso de renovación, en su 28ª edición la feria revalida su capacidad de reinventarse con éxito, desplegando un fértil territorio donde se mezclan nombres consagrados con nuevas voces afirmando la fotografía como un proceso en continua evolución, donde la huella del pasado se integra en dinámicas que expanden sus lenguajes y modos de representación.












A la entrada del Grand Palais, la galería Poggi despliega un muro de 36 metros de largo, en el que una selección de imágenes realizadas en las cuatro últimas décadas por la fotógrafa francesa Sophie Ristelhueber —galardonada con el Premio Hasselblad de 2025— revelan las turbulencias de nuestro mundo. De forma premeditada, la artista evita poner orden en el caos y dispone las imágenes en una composición que condensa las heridas y las tensiones de nuestra época.
Del pasado al futuro: la fotografía como proceso abierto
“Permeable al vídeo, la escultura o la performance, la fotografía es un medio abierto cuya historia revisita la feria al tiempo que anticipa su futuro”, advierte Anna Planas, directora artística. Así, el espíritu experimental que impregna las obras de los pioneros del medio presentados en la galería Hans P. Kraus reverbera a lo largo de la feria. Dentro de la sección Prismes, debuta este año la galería malagueña Isabel Hurley, con una instalación de Marisa González. La serie Thermofax (1975-77), creada mediante un dispositivo de reproducción térmica, revela la temprana fascinación de la autora por la relación entre tecnología y creación artística. Se trata de un trabajo colaborativo en el que pidió a sus compañeras de estudios de arte, en Washington, que representaran el dolor de las mujeres torturadas en las cárceles del Chile de Pinochet. “Ya en 1971 utilicé la primera máquina fotocopiadora a color”, destaca la artista vizcaína. “En España, en la Escuela de Bellas Artes donde estudié se miraba al pasado. A mí me interesaba el futuro: incorporar la fotografía, el video y los nuevos sistemas generativos. La fotografía era solo un proceso dentro de mí obra”.

En la galería Fraenkel sobresale Sleeves and Covers (Nine 12″/No 50) (2025), de Christian Marclay, donde el artista imprime fundas de discos usados que, con sus pliegues y desgastes, evocan la memoria táctil del sonido y el paso del tiempo. En Pace Gallery, las flores marchitas de Richard Learoyd, captadas con una cámara oscura de tamaño habitación que expone directamente el papel fotográfico a la luz, se transforman en una poética meditación sobre la fragilidad humana. La artista multidisciplinar siria Huda Takriti presenta en la galería Crone una escultura creada con impresiones textiles, mientras que en Stevenson el sudafricano Guy Tillim interviene sus impresiones en pigmento con pintura acrílica, señalando un viraje en su exploración estética. Pequeños en tamaño, enormes en maestría, son los retratos de Jack Davison en Cob Gallery.
Entre la realidad y la ficción
Tania Franco Klein y Carlos Idun-Tawiah abordan, desde perspectivas distintas, la tensión entre realidad y ficción como vía para explorar lo humano. En Rosegallery, la fotógrafa mexicana indaga en la presión psicológica de nuestra época a través de escenas cuidadosamente construidas de intensos colores. “Mis proyectos son conceptuales; el autorretrato es funcional, no trata sobre identidad personal”, advierte. Idun-Tawiah convierte archivos fotográficos en relatos luminosos sobre la vida cotidiana Accra. “Mi inspiración viene del cine senegalés de los años 60”, explica el autor ghanés en el stand de Galería Alta, donde se exhibe su obra. “Intento dar vida a mis sujetos de la manera más natural posible, dejándolos actuar con libertad dentro de los escenarios que construyo para ellos. Así conservo la verdad de mis recuerdos a través de una narración ficticia”.
Voces globales y paisajes familiares
El corazón de la feria lo ocupa este año Voices, un sector vibrante que reúne por primera vez galerías de Asia y Europa del Este, entre otras, aportando nuevas miradas y geografías a la escena internacional. Comisariado por Devika Singh y Nadine Wietlisbach, se articula en torno al paisaje y los vínculos familiares. Entre las propuestas más rotundas destaca una serie inédita de Justine Kurland, presentada por Higher Pictures, donde la artista estadounidense pinta las naturalezas muertas de su padre sobre collages realizados a partir de la serie Nudes de Lee Friedlander: un gesto de reapropiación que desafía la herencia masculina y reescribe la autoría desde una voz subversiva. En Vadehra Art, The Village on the Highway, de la fotógrafa india Gauri Gill construye una auténtica arquitectura de resistencia, un homenaje a la inventiva y dignidad de los campesinos que se enfrentaron a la desregulación agrícola que amenazaba su ya frágil modo de vida.
En el sector digital, comisariado por Nina Roehrs, la fotografía se expande hacia la creación de imágenes que interrogan nuestro presente. La galería Nagel Draxler contrapone dos aproximaciones generacionales: Martha Rosler presenta In the Place of Public: Airport Series, un proyecto en curso que observa los aeropuertos como espacios de transición donde se despliegan formas de intercambio, trabajo, comportamiento y control. La obra cuestiona cómo el capital, la vigilancia y el control configuran estos entornos; tras el 11-S, incorporó textos que reflejan el aumento del miedo y la supervisión en los viajes. Por otro lado, Anna Ridler aborda la imagen desde un enfoque tecnológico, explorando la medición y la cuantificación vinculadas al mundo natural, utilizando datos, especialmente autogenerados, para crear narrativas originales a través de medios digitales y herramientas como el aprendizaje automático. “Juntas, estas exposiciones ofrecen una reflexión sobre nuestra época”, advierte Maja Funke, directora de arte de nuevos medios de la galería, “desde la fotografía analógica que documenta lo público y transitorio, hasta la generación más joven que ve reflejado al público en las imágenes públicas de internet, mostrando cómo las herramientas tecnológicas actuales influyen en la percepción de la realidad
Ubicado en el balcón del Grand Palais, el sector Emergente presenta 20 proyectos individuales, dentro de los cuales destaca la obra del británico Louis Porter en Chiquita Room. El proyecto trata de la distancia entre objetos, ideas y personas a través de tres series distintas. A partir de materiales científicos y educativos encontrados en bibliotecas, archivos y mercadillos, los transforma haciendo uso de la fotografía y otros materiales diversos para revelar la paradoja de la separación en la modernidad. En la galería Cámara Oscura, Claudia Fuggetti aborda el cambio climático mediante intervenciones cromáticas que reflejan la persistencia de la vida y la tensión entre naturaleza y artificialidad. La participación española en la feria este año, formada por diez galerías, se completa con ADN, Alarcón Criado, Gregory Leroy - Nuevo Impulso, Hama Gallery, Nordés, Rocío Santa Cruz y Sorondo Projects, así como una editorial: RM.
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