‘Afinando al alba’, cuando Mallorca fue el centro del universo
Las memorias del músico y escritor Tomás Graves, hijo del poeta Robert Graves, ofrecen una visión poliédrica de la isla durante la época de la bohemia

Aquí tienen un libro de memorias múltiple, poroso a los mil diferentes aspectos que configuran cualquier biografía (en este caso, además, una bien interesante) y la entrelazan con el entorno en que se desarrolla, en esta ocasión, nuestro país. La perspectiva de su autor, Tomás Graves, es privilegiada: hijo del poeta Robert Graves, creció en un ambiente que acabaría adquiriendo resonancias míticas, el pueblo mallorquín de Deià en las décadas sesenta y setenta, cuando se convirtió en refugio montañoso de beatniks, hippies, músicos de vanguardia, celebrities premium tomadas por un ansia purificadora y demás fauna excéntrica, casi siempre tan bohemia como acaudalada, conformando un ecosistema estelar curiosísimo de observar.
Sin embargo, todo esto solo es el arranque de la vida que nos cuenta Afinando al alba, puesto que la vocación musical de Tomás Graves (aunque no haya sido su única ocupación, siendo como ha sido un excelente diseñador tipográfico) le llevaría también a conocer de primera mano buena parte de la escena musical española de los ochenta y noventa desde una posición de secundario de lujo, una de esas raras figuras que se permiten entrar y salir casi simultáneamente de los camerinos de grandes estrellas y de las verbenas populares menos glamurosas, con un pie en cada extremo del gran abanico que abarcan las profesiones creativas, desde la fama hasta la precariedad.
La amplitud de miras y experiencias favorece mucho a Afinando al alba, que es, sobre todo, un libro feliz. El original en lengua inglesa se publicó por primera vez en 2004, bajo el reclamo de ser una obra que explicaba España al público británico con la cultura musical como hilo conductor y la isla de Mallorca como centro de operaciones. Su desembarco en nuestro idioma ha tardado más de veinte años en producirse, traducido de mano del propio autor y su pareja, Carmen García-Gutiérrez, y con el regalo adicional de las notas a pie de página del editor, que las reparte con una arbitrariedad entusiasta, simpatiquísima y un poco extravagante.
El resultado merece muchísimo la pena, aunque debo advertirles de que Graves demuestra ser una persona perfectamente isleña, es decir, que se rige por la certeza de que Mallorca es el centro del universo y la península, y si me apuran el resto del planeta, su periferia. A cambio, da muestras de conocerse el carácter mallorquín y español al dedillo, y los explica con una cercanía que justifica de sobras el uso de la primera persona del plural para referirse a “nuestro país”.
Cuando uno se dispone a explicar un libro así, existe la tentación de dar prioridad al listado de personajes comparecientes, una nómina que quita el hipo: con mayor o menor protagonismo, por estas páginas circulan Kevin Ayers, los hermanos Auserón, Daniel Day-Lewis, Alan Lomax, Robert Wyatt, Kiko Veneno, Ollie Halsall, Martin Amis, Andrew Lloyd Weber, Richard Branson y tutti quanti... Y, sí, puede que uno se embarque en su lectura por esta razón, pero si permanecemos francamente enganchados a sus páginas hasta el final es más bien por la frescura con que esos mismos nombres se mezclan con los de otros compañeros anónimos (o más locales) de Graves, que lo mismo se mete en un asentamiento gitano que en un festival libertario barcelonés de los setenta (un pasaje que no tiene desperdicio), o se larga a hacer las américas sandinistas, o investiga en profundidad el folclore mediterráneo, o disecciona la memorable escena musical del sonido Canterbury. Insisto: la mayor virtud de Afinando al alba reside en la multitud de vías que abre, siempre con un espíritu entre festivo y divagante.
A cambio, admitamos que en ocasiones sus panorámicas sobre la historia reciente de España tienen un punto de síntesis excesivamente didáctica y oficialista para el lector español actual. A fin de cuentas, nunca fuimos el target prioritario del libro. Aun así, este aspecto también acabará por tener su gracia si uno lo aprovecha para preguntarse en qué puntos y por qué se ha derrumbado desde 2004 el relato entonces consensuado sobre la Transición, o a sacar las palomitas para divertirse observando cómo se las arregla el autor para salir de jardines en los que se mete solito, lenguas, identidades nacionales, etc. Pero esos son placeres derivativos. Lo importante en Afinando al alba tiene que ver con la capacidad de Graves para entretejer centenares de hilos diversos sin olvidar jamás que su objetivo es demostrar que la música, entendida como vivencia compartida, puede capturar un momento histórico, un espíritu colectivo. Y salirse con la suya.

Afinando al alba
Traducción del autor y Carmen García-Gutiérrez
Libros del Kultrum. Madrid, 2025
528 páginas, 22 euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.