‘Respira’, de Tim Winton: una novela de surferos a la búsqueda del peligro
Una historia de amistades desbordadas: los protagonistas buscan una ola, cada vez más lejana y temible, o tan desconocida que muchos ni siquiera saben que existe

Si, desde el punto de vista humano, la montaña, la selva o el desierto pueden percibirse hostiles, el océano es otro nivel. No hay suelo, o está demasiado abajo así que la relación “cuerpo a cuerpo” con el agua nos obliga a respirar muy distinto. Además del oleaje. Por eso, el surf despunta como un emblema del trato con lo raro e indomable. La exigencia de este deporte propone un desafío que alcanza a los narradores, porque ¿cómo se narra el agua?
En Occidente, las historias de surf son un fenómeno joven y por eso, ante la publicación de Respira, sorprende que una editorial generalista —Libros del Asteroide— haya presentado, en siete años, tres historias de iniciación protagonizadas por chavales encima de tablas. Aún más llamativo es que las tres sean tan buenas.
El neoyorquino William Finnegan ganó el premio Pulitzer con el autobiográfico Años salvajes. “Ni siquiera recuerdo si teníamos tele”, escribe Finnegan en esta no-ficción donde relata su época buscando olas por el mundo. Finnegan, como el protagonista de las novelas Huntington Beach (del californiano Kem Nunn) y Respira (de Tim Winton, nacido en Perth) describe cuánto engancha surcar una ola enorme manteniendo el equilibrio, olvidando mierdas mientras vibras entre fuerzas colosales. Las olas se repiten, el ansia por surfear una más grande también, los revolcones, la sensación de miedo y hasta terror, las drogas, el poliglotismo, el éxtasis tras tocar algo semejante a la eternidad, la certidumbre de vivir distinto al resto…
Los tres libros proponen algunas situaciones casi calcadas desprendiendo la sensación de dejà lu pero los narradores logran la tensión y la diferencia necesarias para hacerte esperar la siguiente página como otra ola. Que ofrece algo nuevo. El triunfo de Winton ha sido enfocar de modo insólito al “enigma” de la respiración: “uno nunca piensa demasiado en la respiración hasta que un día es lo único en lo que piensa”. Es lo que descubre el adolescente Bruce Pike junto a su kamikaze colega Loonie, ambos embelesados por Sando, el veterano que les enseñará a enfrentar monstruos de agua… pero no a lidiar con las consecuencias de creerse casi héroes.
La adrenalina quiere más y afecta a lo cotidiano, convirtiéndose en una condena que los jóvenes no detectan, ofuscados por los retos, confundiendo los fantasmas de los adultos con algo parecido al valor
Respira siempre avanza. Hacia el peligro. A una ola le sigue otra, cada vez más lejana y temible, o tan desconocida que muchos ni siquiera saben que existe. La adrenalina quiere más y afecta a lo cotidiano, convirtiéndose en una condena que los jóvenes no detectan, ofuscados por los retos, confundiendo los fantasmas de los adultos con algo parecido al valor.
Winton firma una historia de amores muy distintos en la que Eva, la pareja de Sando, aparece como un maremoto. Y todo lo explica Pike desde el fondo del tiempo, rememorando su inocencia triturada por unos años abrumadoramente intensos. Las emociones desbordadas a una edad temprana en compañía de personas excesivas es otro rasgo común en estos estupendos surfistas literarios, y quizá por eso Winton comparte con Finnegan y Nunn la voz sobria, elegante y precisa de la desilusión prematura. Esa voz como una marca del océano. De la inmensidad que, además de espuma y tempestades, en ocasiones trae poetas.

Respira
Traducción de Eduardo Jordá
Libros del Asteroide, 2024
304 páginas. 20,95 euros
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