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Muere Daniel Divinsky, el histórico editor argentino de ‘Mafalda’

El fundador de Ediciones de la Flor fallece en Buenos Aires a los 83 años

Muere Daniel Divinsky
Javier Lorca

“Editar es una enfermedad absolutamente incurable”, decía Daniel Divinsky. “La edición”, decía también, “es una adicción y ahí voy a seguir hasta el día de mi muerte”. Ese día llegó este viernes, cuando el editor argentino ya había alcanzado los 83 años y había dejado una huella profunda en la historia cultural del país, una impronta desarrollada durante casi seis décadas a fuerza de trabajo y talento, de ojo lector y comercial, sobre todo desde Ediciones de la Flor, la empresa independiente donde lanzó al mundo a Mafalda, la creación de Quino, y donde también publicó a muchos otros autores como Rodolfo Walsh o Roberto Fontanarrosa.

Divinsky había nacido en 1942 en Buenos Aires, donde lo encontró la muerte, víctima de una enfermedad renal que arrastraba desde su infancia. Convaleciente, fue un estudiante precoz y a los 15 años ingresaba en la universidad, para estudiar, por mandato familiar, Derecho. La abogacía la ejerció mientras daba, a la vez, sus primeros pasos rumbo a su vocación editorial. En 1966 ensayó su primera gran experiencia en ese campo, la que terminaría marcando toda su trayectoria: con otro editor clave para la cultura argentina, Jorge Álvarez, y el abogado Oscar Finkelberg, fallecido hace apenas una semana, quisieron abrir una librería pero, como no pudieron, se decidieron por una editorial.

“¡Flor de editorial quieren hacer!”, les dijo la escritora Susana Piri Lugones. La nieta del poeta Leopoldo Lugones, desaparecida durante la última dictadura, fue la involuntaria mentora de un nombre que se convertiría en emblema de la industria editorial argentina, un canal de expresión vanguardista para las literaturas que todavía se consideraban marginales. Así nacía Ediciones de la Flor.

La primera publicación del sello, al año siguiente, fue Buenos Aires, de la fundación a la angustia, una antología de cuentos firmados por Leopoldo Marechal, Enrique Wernicke, Bernardo Verbitsky, Ezequiel Martínez Estrada, Rodolfo Walsh, Julio Cortázar y David Viñas, entre otros. El salto de la editorial se daría en 1970, cuando ya se había sumado a la dirección Ana Maria Kuki Miller, pareja de Divinsky hasta entrado este siglo, con la publicación en formato libro de la historieta Mafalda.

“Le cambió la vida a la editorial”, contaba Divinsky a este periódico, en una entrevista publicada hace diez años. “Me permitió dejar la abogacía, que ejercía a disgusto: no me satisfacía esa profesión de pobres listos y de ricos tontos”. La niña tierna y rebelde que imaginó Joaquín Lavado, Quino, la enemiga acérrima de la sopa que siempre parece hablar desde el presente, fue el gran éxito de Ediciones de la Flor, con tiradas que llegaron a tener, en su mejor momento, 200.000 ejemplares.

Durante la dictadura militar (1976-1983), Divinsky y Miller fueron detenidos durante cuatro meses y, después de ser liberados, se exiliaron en Venezuela, donde vivieron seis años. El presunto crimen que les atribuyó el terrorismo de Estado fue haber publicado un libro infantil, Cinco dedos, que en su tapa mostraba un puño en alto: para los censores del régimen, un inequívoco llamado a la subversión.

Volverían al país tras la recuperación de la democracia. Desde 1983, relanzaron Ediciones de la Flor y construyeron un catálogo diverso de más de 600 títulos. Ya lo venían haciendo desde el comienzo de la editorial. En el mismo año en que habían presentado su primera edición de Mafalda, en 1970, también habían publicado Operación Masacre, de Rodolfo Walsh. Con el paso del tiempo, enviaron a imprenta a muchos de los humoristas gráficos más destacados del país, desde Fontanarrosa y Caloi hasta Liniers, Maitena, Sendra, Rep y muchos otros. Albergaron asimismo títulos fundamentales para la renovación de la literatura argentina, como Los pichiciegos, de Fogwill, o, tiempo después, El traductor, de Salvador Benesdra.

Divinsky se alejó en 2015 de Ediciones de la Flor, desde entonces a cargo de Kuki Miller. La muerte del editor se produce apenas semanas después de que se haya anunciado el final de un vínculo de 55 años entre la empresa y Mafalda, que desde ahora se publicará bajo otro sello. Divinsky, que también ejerció el periodismo y otras actividades, no fue solo Ediciones de la Flor y la editorial nunca fue solo Mafalda. Pero sus destinos parecieron empecinarse en una entrañable intimidad.

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Sobre la firma

Javier Lorca
Es periodista de EL PAÍS en la redacción en Buenos Aires.
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