Milei usa la eliminación de Boca y River en el Mundial de Clubes para promover la privatización del fútbol argentino

La selección capitaneada por Lionel Messi conquistó la Copa del Mundo en 2022. Claudio Chiqui Tapia llevaba cinco años como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) cuando la Albiceleste logró esa codiciada tercera estrella y bajo su gestión conquistó también dos Copas América consecutivas (en 2021 y 2024) y una Finalísima, ganada a Italia en 2022. Esa racha inédita de títulos blindó a Tapia contra muchas críticas, pero no contra las del presidente argentino, Javier Milei. El mandatario ultra usó la eliminación de los equipos argentinos del Mundial de Clubes para volver a arremeter contra el titular de la AFA este miércoles. Según Milei, Boca Juniors y River Plate quedaron fuera del torneo debido al “fracaso del modelo del Chiqui Tapia”, un férreo opositor a la transformación de los equipos en sociedades anónimas deportivas (SAD).

El presidente puso el dedo en la llaga al comparar la eliminación de los clubes de Argentina con la clasificación de los cuatro del principal rival continental, Brasil.

El dardo lanzado por Milei a través de las redes sociales apunta al orgullo de los aficionados de los dos grandes equipos de Argentina, ya heridos por las burlas recibidas desde el resto de América Latina. Desde el martes se han viralizado decenas de memes que sitúan a la liga argentina por debajo no solo de la brasileña, sino también de la mexicana y la estadounidense.

El trasfondo de la pelea entre las más altas esferas del fútbol y la política argentina no es deportivo, sino económico. En este país sudamericano, los clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro que están en manos de los socios. Desde que llegó al poder, a finales de 2023, Milei ha apostado por abrir las puertas a los capitales privados para que se transformen en SAD.

Sus intentos para cambiar por decreto las raíces del fútbol argentino se han estrellado contra la Justicia. Ahora ha resucitado su cruzada privatizadora a lomos de los resultados deportivos. Según Milei, el actual campeonato argentino es “endeble”, carece de competitividad y de incentivos y “no está a la altura del tremendo público argentino que llena todos los estadios del mundo”. La culpa, sostiene, es de “Tapia y su minúsculo círculo”.

Los partidarios de las SAD coinciden con el diagnóstico del mandatario ultra y esgrimen que los jugadores más talentos abandonan el país cada vez más jóvenes. De los 22 futbolistas de la selección campeona del mundo, 21 juegan en el extranjero, en su mayoría Europa.

La resistencia de Tapia —apoyada por la gran mayoría de clubes argentinos— se mantiene incólume. De los cuatro equipos clasificados en el torneo en Estados Unidos, Flamengo, Palmeiras y Fluminense son asociaciones civiles, el mismo modelo que en Argentina. Solo Botafogo es una sociedad anónima, en manos del estadounidense John Textor, que es dueño también del Olympique de Lyon, en Francia. Esa propiedad dual ha levantado ampollas en Brasil por la acusación de que Textor desvió parte del dinero ganado por Botafogo con la última Copa Libertadores para rescatar al Lyon.