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Mirtha Legrand, la diva de la televisión argentina que a los 98 años no piensa en la jubilación

Después de más de ocho décadas ante una cámara, puede llamar sin sonrojarse “raro” a Javier Milei, “gordito” de “bigotes horribles” a Alberto Fernández y “fracasado” a Macri

Mirtha Legrand hace una entrevista a un invitado de su programa televisivo, en junio de 2009.
Federico Rivas Molina

Hay en Argentina una actriz y conductora de televisión que algunos vieron por primera vez a principios de los años cuarenta en el cine, otros en los mediodías de la televisión en blanco y negro de los setenta y la gran mayoría en algún dispositivo que seguramente lleve ahora mismo en el bolsillo. Se llama Mirtha Legrand y tiene 98 años. No es correcto considerarla una leyenda, porque la Chiqui, como le dicen, está tan vigente como cuando debutó ante una cámara con 14 años.

Hace un tiempo que su programa Almorzando con Mirtha Legrand, de salida diaria, mutó hacia otro llamado La noche de Mirtha donde cada sábado repite el formato de una mesa bien servida en la que se sientan invitados de todo calibre. Ella está siempre en la cabecera vestida de alta costura, atenta a sus cubiertos de plata, el cabello rubio impecable y una lengua afilada que dispara frases como misiles. De sus entrevistas saldrá seguro algún titular, el último de ellos gracias a Ricardo Darín, que acompañado por parte del elenco de El Eternauta advirtió de la subida del precio de algo tan argentino como las empanadas —pudo haber usado también como ejemplo la yerba mate o los alfajores —. Su pecado mereció durante la semana una respuesta del mismísimo ministro de Economía, Luis Caputo —lo llamó despectivamente “Ricardito”—, y los ataques de los trolls de ultraderecha que pagados con dinero del Gobierno de Javier Milei despedazan en las redes cualquier voz discordante.

Mirtha Legrand cumplirá el 23 de febrero próximo 99 años sin intención alguna de jubilarse. “Creo que soy un caso único”, dijo en una entrevista radial cuando cumplió los 98. “Estoy activa y con la mente y la memoria bien. ¡Tengo tantos años que no puedo creerlo! La vida ha sido muy generosa conmigo y además sigo disfrutando de todo. De mi trabajo, de mis amigos, de ver espectáculos, de mis compañeros, del país, de leer, de saber”. Este año, Legrand celebró sus 57 años en la televisión con una nueva temporada de verano en Mar del Plata, el balneario más popular de Argentina.

Legrand entrevista a Graciela Fernández Meijide, en el centro, y Carlos Álvarez, a la derecha, en octubre de 1997.

Cuando Mirtha Legrand nació, no existía la televisión. Se hizo famosa, muy famosa, en el cine, junto a su hermana gemela, Silvia, fallecida hace cinco años. Su carrera, ella misma lo dice, despegó cuando conoció a su marido, el director y productor Daniel Tinayre. Ella tenía 17 años y el 35. Tuvieron dos hijos: Danielito, quien siempre cultivó el perfil bajo, y Marcela, artista como su madre. En los años setenta saltó de la pantalla grande a una televisión que estaba en proceso de invención con sus famosos almuerzos. En la mesa de Mirtha siempre hubo política, religión, deportes, sexo, arte o simples cotilleos. Es posible decir que todos los personajes relevantes de más de medio siglo de historia argentina han pasado alguna vez por ese programa de formato extremadamente simple: una charla distendida ante un plato de comida y una copa de vino.

Sus posiciones políticas siempre fueron claras: antiperonista declarada, confesó alguna vez que votó por Juan Domingo Perón en las elecciones de 1951, las primeras en las que pudieron participar mujeres. “Lo conocí a Perón, era simpatiquísimo, un seductor y conquistador. Lo conocí en el terremoto de San Juan. Cuando se es líder así, por algo es”, dijo en una entrevista. Con el tiempo, viró hacia el centro, cuando no hacia el centroderecha. Podría decirse que Legrand representó durante años a la típica mujer acomodada de clase media y media alta de ideas conservadoras. Supo, sin embargo, adaptarse a los tiempos y con los años, reconoció tiempo atrás, abrió su cabeza.

“Debo confesar”, dijo en 2017, “que yo misma he cambiado. Estoy más abierta, tengo una apertura mental que antes no tenía. Cuando me casé me hablaban de una mujer que había quedado embarazada sin casarse y me parecía un horror”. Así como alguna vez le preguntó a una cantante que había sido golpeada por su marido “¿qué hacías vos para que te pegara?”, años más tarde repudió cualquier tipo de violencia de género. Con la edad, Legrand se volvió más incisiva, como si los años le hubiesen borrado los filtros mentales impuestos por la etiqueta y las buenas costumbres. Y Mirtha Legrand viró de personaje en ocasiones frívolo a clavar el cuchillo cuando algo le disgustaba.

Mirtha Legrand (der.) entrega un obsequio  adurante su programa a Néstor Kirchner (izq.), entonces presidente electo, acompañado de su esposa, Cristina Fernández, en mayo de 2003.

Su relación con los presidentes es un ejemplo de ello, con giros sin escalas desde la pleitesía a la crítica cruel. En 2019, dijo que Mauricio Macri, a quien había apoyado abiertamente durante su presidencia, era “un triunfador” que se había “transformado en un fracasado”. Al día siguiente pidió disculpas al aire por el exabrupto. “Yo hago televisión en vivo y a veces se viene los pensamientos a la cabeza y uno los larga, hay que cuidarse”, dijo. En agosto de 2024 cargó con toda su artillería contra Alberto Fernández. El expresidente enfrentaba acusaciones por violencia de género contra su exesposa, Fabiola Yáñez, y circulaban vídeos que alimentaban los rumores de supuestas amantes en la residencia oficial de Olivos. “¿Quién se enamora de este gordito?”, se preguntó sin perder la calma. “Yo no creí vivir para saber y ver que mujeres, no sé si prostitutas o qué tipo de mujeres eran, iban a Casa de Gobierno a acostarse con el presidente, porque esa es la verdad. Con esos bigotes horribles, espantosos…”, dijo.

Con la llegada de Milei, muchos argentinos que no compartían las posiciones conservadoras de Mirtha Legrand se encontraron, por sorpresa, ante una aliada. Legrand cuestionó con dureza el desguace del instituto del cine y el desfinanciamiento de la cultura emprendido por Milei y en muchas ocasiones criticó las formas agresivas que tanto gustan al presidente. El cruce más recordado se produjo en octubre de 2023.

Javier Milei, Mirtha Legrand y Fátima Florez

Milei acaba de pasar a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales y su equipo de campaña lo mandó a lo de Mirtha Legrand acompañado de su novia de entonces, la humorista Fátima Flórez. Cuando la pareja comenzó a intercambiar corazoncitos y besos con engolosinamiento adolescente y ojitos achinados, la conductora no pudo contenerse. “Son raros ustedes, eh”, les dijo. Luego hubo un pequeño ida y vuelta cuando Milei se jactó de haber congregado multitudes durante sus actos de campaña. “Uy, lo que va a ser eso”, reaccionó Legrand cuando Milei contó que el cierre de campaña sería en el Movistar Arena. “Yo no lo conocía, fui a ver a Luis Miguel ahí. Es impresionante”, agregó, sorprendida por la capacidad del lugar. “Nosotros metimos más [gente que Luis Miguel]”, acotó entonces Milei. Mirtha no se dio por vencida: “No sé, estaba lleno ese día”, recordó. “Mire que nosotros metimos 15.000 personas”, le insistió Milei. “Con Luis Miguel había 16.000”, respondió Legrand y asunto terminado.

El 3 de junio de 2018, Almorzando con Mirtha Legrand cumplió 50 años al aire. La emoción del momento la convenció de que ya era hora de revelar un secreto: su edad. “Me voy a poner erguida para decirlo. Esta persona que ustedes ven aquí va a cumplir 92 años”. Han pasado siete años desde aquella confesión y allí sigue Legrand, dando titulares.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.
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