Cuando el cine llega por primera vez a una comunidad sin luz en la Amazonia peruana
PeliSolar es un proyecto cultural que alimenta su proyector y pantalla inflable de paneles solares instalados en el techo de una camioneta. Antes de cada función proyectan cortos creados por la comunidad

EL PAÍS ofrece en abierto la sección América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.
En la noche todo era oscuridad en Paullán, un caserío sin electricidad en la Amazonia peruana. El cielo brillaba más que el suelo. Ni faroles ni postes. Solo linternas, fogatas pequeñas y celulares con la batería justa. Silencio. Hasta que apareció una manada de forasteros, una pantalla inflable y un proyector. Entonces sobre el pueblo cayó un murmullo que agitó a todos. La plaza, antes vacía, se fue llenando. Algunos llegaban con niños en brazos. Otros se sentaban sobre piedras, motos o costales. Nadie hablaba mucho. Era la primera vez que el cine llegaba a ese lugar.
El equipo de Mi Primer Festival, una iniciativa cultural con más de una década llevando películas a niñas y niños, viajó hasta ese rincón remoto de la provincia de Atalaya, en Ucayali. La invitación la hizo Christy Silvano, una joven shipibo-konibo que Beatriz Cisneros, directora del festival, había conocido años antes en Cantagallo, Lima, donde viven muchas familias migrantes de la Amazonia.

Sin embargo, y tras un accidentado viaje de más de 20 horas en camioneta, al llegar a Paullán el equipo se encontró con un reto enorme: la comunidad carecía de energía eléctrica, por lo que no había cómo alimentar el proyector y el inflador. Ante las dificultades, se optó por aceptar la ayuda de miembros de la comunidad, quienes consiguieron gasolina y petróleo. Fue una solución de emergencia que también evidenció una contradicción: habían llegado con una propuesta cultural transformadora, pero dependían de combustibles fósiles para hacerla posible. La noche de la función en Paullán dejó una huella en Cisneros.
“Queríamos llevar una experiencia transformadora, pero dependíamos de enchufes que no existían”, recuerda. Al día siguiente, mientras caminaba por el caserío, vio unos pequeños paneles solares instalados por una iniciativa previa e imaginó un cine itinerante alimentado por energía solar. Fue cuando empezó una larga búsqueda que la llevó a contactar con iniciativas similares como Cine Solar en Brasil y Cine Toto en México, que forman parte de una red internacional de cine solar itinerante. También investigó experiencias como Mobile Solar Cinema en Sudáfrica, Solar Cinema en Países Bajos, y SunPictures en India, lo que le permitió entender no solo la tecnología necesaria, sino también los desafíos de sostenibilidad. “Fue un año y medio de reuniones, cálculos, diseño de modelo, hasta que por fin pudimos lanzarlo en Perú”, cuenta.
Cómo hacer cine sin enchufe
Para hacerlo posible, Cisneros compró una camioneta JAC de gasolina del 2023, chocada en los cuatro lados tras un accidente aparatoso. La encontró completamente inservible y tardó más de cuatro meses en repararla. Una vez lo logró, sobre su techo instalaron una parrilla diseñada para sostener un sistema solar fotovoltaico fijo, capaz de alimentar proyector, audio y luces. “No podíamos poner y quitar los paneles cada vez. Tenía que resistir el polvo, el barro, las cuestas y cualquier intento de robo”.
Antes de cada función de PeliSolar, se proyectan cortos creados por niñas, niños, adolescentes y personas adultas de la comunidad, elaborados en talleres de animación y stop motion que se desarrollan durante el día. “Buscamos que participen activamente. Queremos que vean el cine como una herramienta para contar sus propias historias”, afirma Cisneros, que explica que la selección de películas también se hace con ese enfoque: historias que se parezcan a las suyas, donde haya monte, ríos, comunidades rurales o lenguas originarias.

Para Silvano, hoy promotora cultural de PeliSolar, aquella mítica proyección en Paullán marcó un antes y un después: “Las niñas y niños estaban fascinados. Había gente llorando y otros reían. Para mí fue muy fuerte, porque me di cuenta de que también estaban recordando cosas, como a sus abuelos, sus cuentos, sus formas de vivir. Eso es lo que hace el cine cuando se parece a ti”
PeliSolar ha recorrido desde caseríos de selva hasta zonas periféricas de Lima, la gran capital, donde la falta de electricidad limita buena parte del acceso a la cultura. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), un 4,3% de la población aún no cuenta con el servicio de energía eléctrica, y un 17,8% de la población rural vive sin acceso a una red de alumbrado público. La mayoría de estas personas habita en comunidades aisladas.
“Durante años pensamos en la descentralización cultural solo en términos de regiones o provincias. Pero la verdadera brecha está entre quienes tienen y quienes no tienen luz”, afirma Ximena Gutiérrez, gestora de proyectos sociales vinculada a PeliSolar. Para ella, llevar cine a estos lugares es una forma de justicia cultural. “Esto no es únicamente entretenimiento. Es una herramienta para revalorizar la memoria, la lengua y la identidad. Además, hacerlo con un sistema que se alimenta de energía limpia y accesible refuerza el propósito de crear nuevas conexiones sin depender de viejas infraestructuras”.

Para quienes autogestionan PeliSolar, la incorporación de energía renovable rompe con la exclusión energética y reafirma una visión donde la sostenibilidad es parte del diseño. El proyecto aprovecha tecnología asequible y adaptable, crea con lo que hay, repara y transforma. Cada parte del sistema responde a las condiciones del territorio: una camioneta rescatada del desguace, paneles fijos que resisten al polvo y el barro, y talleres pensados para niñas, niños y personas de cualquier edad.
En su corto tiempo de vida, PeliSolar ha llegado a Paullán, en la selva amazónica peruana, y a comunidades urbanas de Lima como Cantagallo, Huachipa, Cieneguilla, Barranco y Manchay. Para este año, se prevén nuevas funciones en zonas de la selva central del Perú, donde iluminarán poblados, memoria e ilusiones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.